Feliz sábado zorritos!
Pequeño aviso de que el próximo sábado estaré (con algo de suerte) descansando en un bote en el mediterráneo por lo que me será imposible subir cap. Siendo honesta, hoy ni siquiera tuve tiempo de revisar y editar este cap por lo que lamento cualquier posible error que haya! Pero tengo también otro viaje en julio y agosto que incluyen sábados que no podré subir, y no quería dejar de avisarles. Sepan disculpar las molestia.
Como siempre, si el cap les gustó, no se olviden de votar y comentar al final!
Y cuál ha sido su momento favorito de la historia hasta el momento?
Xoxo,
Sofi
***
No debería haber dejado a Dune por su cuenta.
Era algo que lo tenía al borde de un ataque de nervios, aunque cualquier cosa tenía a Anton en ese estado en Ashdown. Solo podía pensar en huir, y regresar de algún modo al mundo humano. Cualquiera de esas opciones resultaba imposible. No había modo de abrir un cruce, y no podía huir de los rebeldes tampoco.
Lo había intentado, porque aquello era lo primero que Key habría hecho. Buscar una vía de escape, y tener un plan en mente. Salvo que el único modo de salir era por donde había llegado, y aquello implicaba atravesar el gran comedor y una guardia fuera con la explícita orden de detenerlo a cualquier costo. Además, tenía que esperar a Key y Nix. Ellos tenían que estar bien.
Intentó no pensar mucho en ellos y lo que su tardanza pudiera implicar. Tenían que estar bien, porque la otra opción era inconcebible. No solo porque se negara a siquiera considerarla, sino porque le resultaba imposible pensar que Key y Nix pudieran haber sido vencidos por una jauría de sabuesos. Ella hubiera resistido de pie hasta el último suspiro, y él hubiera hecho cualquier cosa por mantenerla con vida.
Eso no cambiaba que su tardanza lo inquietase, sobre todo porque cada instante que pasaba allí era uno más en peligro de ser descubierto. Incluso si era Dune quien se encontraba en la mesa del frente, junto a Ziva y los demás rebeldes al mando. Anton solo podía desear que el tiempo que habían pasado practicando fuera suficiente para que no lo descubrieran. Mientras no hablara de otra cosa que el mundo humano, deberían estar bien.
Eso no cambiaba el hecho de que Key no estuviera allí, y él solo podía pensar en que ya bastante herida había estado ella antes de enfrentar a los sabuesos. Tenía que estar bien, porque Nix no permitiría que muriera. Aquello no aflojaba la inevitable sensación de ahogo al pensar en ella, y saber que era responsable de su estado. Jamás debería haber aceptado nada de todo aquello. ¿Ella alguna vez lo perdonaría siquiera?
Se contuvo de tirar de su cabello en desesperación. Estaba rodeado, y atrapado, como una rata bajo tierra. Y no podía moverse, porque ella iría a buscarlo. No podía decepcionarla. No al ignorar su único pedido en todo ese caos. ¿Habría podido evitarlo en algún momento de haberlo intentado? ¿Hacer algo diferente que hubiera cambiado todo? Ella siempre le había sonreído y protegido, amado y cuidado. ¿Entonces cómo podía haberle pagado al condenarla a pisar un sitio similar?
Nix la amaba. Eso era lo único que podía repetirse, una y otra vez, en un intento desesperado por convencerse de que estaría bien. Era lo que Pip diría de estar allí, porque su hermana nunca había siquiera dudado respecto a los sentimientos del otro brujo. Tenía que amarla, si había sido capaz de dejar todo lo bueno que había conseguido atrás, si había arruinado su buena reputación entre humanos y amenazado con partir su mundo si de ese modo abría un cruce, si había renunciado a su propia vista y aceptado regresar a Ashdown, aun sabiendo lo que encontraría.
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El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)
FantasyExisten seis reglas necesarias para mantener el equilibrio: 1. Ningún humano debe experimentar con magia. 2. La sangre real no debe ser derramada. 3. No besado por la luz ni abrazado por la oscuridad debe morir de otro modo que el natural. 4. Más cr...