Capítulo 5

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Hola zorritos!

Buen sábado... No puede comenzar a imaginar la montaña rusa que siempre resulta diciembre para mí. Espero todos se encuentren bien y tomando los recaudos debidos para cuidarnos durante lo que queda del año. Muchas gracias a quienes andan compartiendo mis historias y recomendándome, me ayudan un montón. Y siempre pueden encontrar info interesante en mis redes.

Como siempre, no se olviden de votar y/o comentar al final si el cap les gustó!

Y qué piensan hasta el momento de la historia?

Xoxo,

Sofi

***

Fueron los ruidos los que despertaron a Pip esa noche. Key siempre se aseguraba de dejarla ya en cama cuando salía a patrullar. Era una regla entre ellas, Pip sería buena y se iría a dormir como le pedía, y a cambio ella le contaría a la mañana siguiente lo que fuera que hubiera hecho, incluyendo los sangrientos detalles. Nunca había sangre para decepción de Pip, y la única vez que había habido, Key no había querido hablar.

Fue por eso que se despertó y rompió su promesa al salir de la cama. La última vez, también había habido ruidos. Se suponía que Key estaba de licencia, ella había dicho que solo iría a dar una rápida vuelta por la feria de sueños, seguro queriendo obtener más información para su investigación. Aquello nunca solía ser más que eso, Key saliendo por un rato y volviendo tarde sin ningún inconveniente.

Pero los ruidos la última vez no habían terminado bien. Pip cogió a Romeo, armándose de valor para enfrentar de nuevo lo sucedido. Imaginó abrir la puerta solo para encontrar lo mismo que esa noche, ver a Key sangrando y gritándole que se quedara con su hermano mientras cogía su estilete para ir tras Derek. Ella le había dado asilo, y el agente le había pagado intentando matarla mientras dormía. Pero lo que vio entonces estaba bastante lejos de esa situación.

Key se detuvo a mitad de la escalera al verla asomar su cabeza en el corredor. Estaba despeinada, sus prendas desarregladas, restos de una pelea evidentes en su ardiente mirada a causa de la adrenalina. Y para Pip nunca lucía tan hermosa, como cuando regresaba de un combate, con el fervor en sus ojos y la alegría de haber vencido. Sin importar los restos de sangre o rastros de golpes, sin importar lo que le hubiera costado. Cuando las cosas terminaban bien, entonces Key lucía gloriosa. Y Pip solo podía pensar en chillar y festejar su logro, porque era tan afortunada de estar a cargo de una chica así. La admiraba tanto. Y deseaba tanto ser como ella.

Key le chistó que regresara a dormir, pero el joven que cargaba sobre su espalda era algo nuevo, y Pip solo pudo pensar en Derek llamando a la puerta para pedir por ayuda. El único chico que Key alguna vez había dejado dormir allí casi la había matado. No podía arriesgarse y dejarla sola de nuevo, incluso cuando esta vez el chico estaba inconsciente, y ensangrentado.

Pip la ignoró por completo y salió de su habitación. Key intentó en vano deshacerse de ella, manteniendo su voz baja para no despertar a Anton también. Era sorprendente. Él resultaba más grande que ella, y Pip no había imaginado que podría cargar a otro con tanta facilidad. Pero aunque no lo viera, Key entrenaba seguido, y era fuerte. Ella le había dicho una vez que debía ser capaz de cargar a un compañero herido si era necesario, tan solo estaba mostrando que podía hacerlo.

Lucía como una caballera de brillante armadura rescatando a un príncipe. Pip sonrió ante ese simple pensamiento. Key resopló y terminó por ceder. Continuó con su camino, cargando al chico hasta la habitación de invitados, ayudándose con su pie para abrir la puerta sin siquiera darle tiempo a Pip de hacerlo. Lucía determinada, y también entusiasta, como si él pudiera ser una respuesta a sus problemas. Tal vez lo fuera. Key no sabía vivir por fuera de su trabajo, y tener algo que hacer, aunque fuera ocuparse de un brujo inconsciente, debía sentirse bien luego de meses de inactividad.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora