Capítulo 39

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Feliz sábado, zorritos!

Espero estén bien. He tenido una semana de locos, llena de altos y bajos, y tampoco me he podido pasar mucho por las redes por eso. Pero muchas gracias por todo el amor y apoyo en respuesta a mis tweets sobre el desanimo. Siempre consiguen animarme y hacerme sonreír. 

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final del cap!

Y alguien por aquí participando en el NaNoWriMo? No duden en escribirme por mis demás redes si quieren apoyo :)

Xoxo,

Sofi

***

No resultaba justo que la realidad se sintiera tan frágil. Key parpadeó, intentando aferrarse a su consciencia o lo que quedara de esta. Su cuerpo se sentía demasiado ligero, el dolor de sus heridas regresando poco a poco. No le quedaba mucho tiempo. Lo sabía, muy en el fondo. La sangre quizás pudiera haber extendido su vida, pero hacía rato que ese cuerpo debería haberse dado por vencido.

Miró a Nix, casi sonriendo ante aquel cruel regalo. Al menos había sobrevivido lo suficiente para volverlo a ver, para saber que alguien la había buscado incluso en ese infierno. Él estaba recostado frente a ella, y Key solo pudo pensar en que no recordaba alguna vez haber podido dormir o descansar bien en Ashdown. No pudo contenerse al momento de extender una mano, y acariciar su mejilla. Era real. Tenía que serlo. No solo otro delirio de su mente.

—Duerme —murmuró él, su voz somnolienta.

—Ya ha sido suficiente —susurró ella—. Tengo cosas que hacer.

—No hay deber de agente aquí.

—Me temo que el deber moral es más fuerte.

Intentó moverse, pero el agarre que él tenía en su cintura solo se apretó. No deseaba partir tampoco, esa era la verdad. Había paz allí, incluso si sabía que no podía durar. Era cálido y reconfortante y casi lograba que la vida no doliera. Resultaba una bendición, luego de tanto tiempo a solas.

—Por favor, no —dijo Nix.

—Déjame buscar una forma de sacarnos de aquí —respondió Key—. Necesito entrenar, y necesito ver a Anton. Es el único modo que conozco de salir adelante.

—¿Por qué insistes en no descansar?

—Porque por cada momento que no hago nada, este cuerpo solo se debilita —admitió ella—. Necesito mantenerme fuerte si quiero seguir de pie.

—Eres exasperante, Keira Sakura Feza.

—Lo sé.

—Y vas a acabar conmigo —dijo Nix y suspiró—. Solo vete, antes de que me arrepienta.

Era suficiente. Ella se deslizó fuera de su agarre y se sentó. Chequeó el estado de sus vendas antes de comenzar a recoger su ropa y vestirse. Nada demasiado grave, ninguna sangre fresca visible. Podía hacerlo. Tan solo necesitaba el tiempo suficiente para planear una estrategia, y lograr sacar a todos de allí. No podía permitirse que el pensar en lo imposible que aquello parecía la desalentara. No podía dudar.

Se detuvo un instante mientras ataba sus botas. Ese era un pensamiento demasiado bonito para ser real, y no había sobrevivido tanto por ser optimista. Se encontraba sola. Sin Agencia u otros agentes para seguir su tarea. Perder no era una opción, pero sí una buena posibilidad.

—¿Puedes prometerme que si fallo, cruzarás con Anton? —preguntó ella.

—Ni siquiera lo insinúes —advirtió Nix, y Key continuó atando sus botas.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora