Capítulo 32

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Feliz sábado, zorritos!

Claramente no he podido escribir ni editar nada durante mis días en España, y estoy segura que terminar este libro acabará conmigo. Creo que nunca antes una historia me tomó tanto tiempo... Tan solo espero quede a la altura de lo que deseo. 

Pequeño aviso comunal de que el próximo sábado estaré en Bruxelles, porque más de un año sin moverme de Paris siento que debo ponerme al día con los viajes, así que dudo mucho poder actualizar. Lo siento! Por favor sepan comprender.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final si el cap les gustó!

Y tengo curiosidad por saber cómo creen que esto terminará exactamente. O cómo desearían que terminase? 

xoxo,

Sofi

***

Calló al creer escuchar ruidos, solo para que el silencio respondiera. Takeo bajó su cabeza, volviendo a centrarse en sus rezos. Ya era lo suficientemente tarde como para que el amanecer estuviera cerca. Nana lo había dejado a solas hacía un buen rato, por lo que él había continuado rezando por los dos. Tal vez de ese modo los espíritus de los difuntos descansaran en paz, porque lo último que necesitaban era que el equilibrio entre vivos y muertos también se rompiera.

¿Habría sido siempre así? ¿Cada generación anterior habría tenido su propia catástrofe que evitar en silencio? Feza Hitoshi había previsto una guerra civil entre brujos que no había podido evitar, así que había preferido ser vencido si aquello implicaba darle una oportunidad a la siguiente generación de ganar. ¿Cuántas veces algo similar habría sucedido sin que nadie lo supiera? ¿Cuántas historias heroicas y de sacrificios existían sin que nadie las contara?

Nana había luchado en su juventud lo suficiente como para escoger renunciar a sus armas luego. El gran lobo de occidente había caído sin siquiera la oportunidad de que algún día se supiera todo lo que había hecho para intentar asegurarles luego una victoria. ¿Y ahora? Él ni siquiera podía pensar en lo que estaría haciendo Key al otro lado, más que mantenerse firme para evitar que el mal cruzara la frontera.

Debió haberlo imaginado. Ella era una Feza, después de todo. Hecha y derecha. Criada por un hombre honrado, y una abuela exigente. ¿Habría él terminado igual, de haber sido criado por Nana también en vez de abandonado y reemplazado por esa chica? Era solo algo que se preguntaba, no algo de lo que se quejara. Siempre había contado con su familia y el apoyo del clan, no había sido el caso de Key.

Y aun así, ella era admirable. Rota, sola, débil... Nada nunca había hecho temblar su amabilidad, o su compromiso con su juramento. No lo había notado la primera vez, cuando ella se había mudado y se habían reencontrado tras años desde el funeral de sus padres, pero lo había hecho con el correr de los días a su lado. Keira Sakura Feza estaba hecha de algo más que los demás agentes y, fuera lo que fuera, resultaba irrompible.

Desearía poder decir lo mismo de él. Ya nada se sentía estable o certero, excepto el irrevocable pensamiento de que ya no servía. Le gustaría ser optimista, pero había experimentado el poder del enemigo en carne propia, y sabía que no había modo en que pudieran vencerlo durante un enfrentamiento. No si una simple palabra bastaba. Entonces solo podía confiar en Key, y en lo que estuviera haciendo.

Se detuvo y levantó la cabeza al escuchar los suaves pasos detrás.

—Moshi moshi.

Intentó pretender que la dulce voz de Yuki no le afectaba en absoluto. Ella se acercó hasta arrodillarse a su lado. Takeo solo pudo mirar las fotografías de los caídos, pidiendo por fuerza. No le atraía para nada la idea de mentirle u ocultarle información, no cuando ambos habían sido siempre tan honestos entre ellos. Pero ya le había fallado al clan al no poder ser solo su escolta y ceder ante su corazón. No podía hacerlo de nuevo.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora