Capítulo 7

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Feliz sábado zorritos!

Pequeño aviso de, como es habitual, partiré unos días de viaje por lo que no puedo prometer que actualizaré las próximas semanas. Pueden seguirme en mis redes para ver mis aventuras, y estar atento a cuando regresaré.  Intentaré hacer lo mejor por no retrasarme mucho. 

Muchas gracias a todos por sus saludos de cumpleaños y los preciosos regalos <3 Los amo demasiado.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar el cap al final si les gustó!

Xoxo,

Sofi

***

—¿Qué estás haciendo?

Anton se detuvo al escuchar la voz de Pip, su mochila a medio armar. Había hecho demasiadas cosas desde que se había despertado como para responder con exactitud. Mentido, robado, entrado a lugares prohibidos, asaltado cuerpos en el bosque, irrumpido en la residencia de Nana... Demasiados crímenes hechos para cuando apenas estaba amaneciendo. Supuso que engañar a su hermana sería uno más, visto que ella se había despertado y no había podido evitarla como había planeado.

—Voy a recuperar a Key —respondió.

Y esa simple frase parecía ser respuesta a todo. Si Key regresaba, entonces todo volvería a la normalidad. Con o sin peligro, ella podría encargarse. Pip dejaría de tener pesadillas, Nix volvería a controlarse, y él podría pretender que nada había cambiado. Incluso si su alrededor terminaba de romperse, ella estaría para mantenerlos juntos y cuidarlos. Cualquier cosa por proteger a Pip.

—Entonces voy también —la expresión de Pip se iluminó con esperanza.

—No —Anton la detuvo antes que ella corriera escaleras arriba por sus cosas—. Tú te quedas aquí.

—Quiero ir.

—Te necesito aquí —Pip sacudió su cabeza con disgusto.

—No. Voy por Key también.

Era en vano, la determinación en el rostro de su hermana demasiado evidente. Podría detenerla ahora, pero nada le aseguraría que ella luego no intentaría seguirlo. Así que debía engañarla, de un modo más sutil.

Anton la cogió por los hombros y se inclinó para estar a su altura, deseando por primera vez que lograr que otro hiciera lo que quisiera fuera tan sencillo como pedirlo. Qué mundo tan injusto, darles a los besados por la luz aquel poder, y solo dejar migajas de sufrimiento para sus contrapartes.

—Te necesito aquí, en caso que Key regrese por su cuenta —dijo él, y esperó sonar tan convincente como estaba seguro de estar mintiendo—. Alguien tiene que recibirla.

—¿Y por qué regresaría ella ahora? —preguntó Pip.

—Porque haremos el suficiente ruido para que sepa que tiene que regresar —respondió Anton y Pip suspiró.

—Quiero ir también.

—No —dijo Anton, y su voz no dejó lugar a discusiones—. Te quedarás aquí, y no harás nada peligroso.

—Pero...

—Sin discusiones.

—Dijiste que nunca debíamos separarnos —acusó Pip.

Lo sabía, y odiaba tener que romper su palabra en eso. Desde que había huido de Ashdown no había pasado una sola noche lejos de Pip, y apenas podía pensar en el hecho de dejarla sola. Prefería no imaginar las consecuencias de lo que estaba haciendo. No era un niño. Si Nix en serio pensaba cruzar a Ashdown por Key, si él quería seguirlo... No era ajeno a los riesgos. De todos modos ya había tomado demasiado prestado de ese mundo, y huido de su legado, como para permanecer allí. Key ni siquiera hubiera dudado en su lugar.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora