Capítulo 31

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Feliz sábado, zorritos!

Friendly reminder que los próximos días estaré de viaje por España, por lo que temo tenemos por delante 2 semanas sin actualización. Espero poder aprovechar estos días de relax y playa para poder escribir y editar todo lo posible. Veamos si logro terminar ELDM sin morir en el intento... Sepan disculpar la ausencia, y no duden en seguir mis aventuras en instagram.

Por otra parte, felicitaciones a los ganadores del juego organizado por __Pulce__ en instagram! 

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final si el cap les gustó!

¿Y con tanta miseria en Ashdown, qué creen que es lo peor? 

Xoxo,

Sofi

***

No debería quedarse allí mucho más. Era algo que llevaba tiempo pensando, su padre tan solo lo confirmó esa vez. Nix no estaba seguro de cuándo había decidió abandonar su hogar, si siquiera podía seguir llamándole así. En algún momento, el tiempo que pasaba fuera había sido superior al tiempo dentro. Y cada vez, el pensamiento de regresar se había sentido más extraño, seguro que aquel no era su lugar.

¿Y cómo serlo? ¿Cuál podía ser su interés en vivir en esa casa, con todos sus ocupantes? Una madre que bien podría estar muerta, quizás incluso fuera una mejor opción. Una hermana caprichosa y resentida con ese mundo por todo lo que le había quitado, y todo por lo que le había hecho pasar. Un hermano que solo regresaba de su trabajo como guardia para pretender que no odiaba cada latido de los actos que cometía y se encerraba a llorar. Y un padre tan enfermo de amor como para ni siquiera considerar abandonar ese sitio.

—Voy a disparar —advirtió Aely con demasiado entusiasmo—. Ya van tres veces que veo a un acechante fuera.

Él cargó el arma, y Nix pretendió no prestarle atención cuando le escuchó salir. Contó tres latidos de corazón antes de cubrirse sus oídos. Intentó que la anticipación no le afectara, el horrible desconcierto de no saber cuándo el fuerte sonido sucedería. Debería haberse desecho de ese arma cuando había tenido la oportunidad.

¿Y entonces qué? Debía haberle pertenecido a Ronan. No encontraba otra explicación, y tampoco sabía si sería capaz de seguir destruyendo la memoria de su hermano al desechar sus posesiones también. ¿Cómo siquiera se había atrevido a llamar a la puerta tras lo que había hecho? ¿Cómo regresar, sabiendo el crimen que cargaba?

Se tensó al escuchar el fuerte disparo, y contó en silencio sus latidos hasta que supo que sería solo uno. Bajó las manos y pretendió que nada había sucedido tan pronto como su padre regresó, el aroma a pólvora y sangre evidente. No debería haber vuelto, el acechante era prueba suficiente.

—Nos haremos un festín con esto —declaró Aely—. No será mucho para tres, pero...

—Ella no puede comer ningún ser vivo de este mundo —respondió Nix.

—Mejor. Más para nosotros.

Debería usar el cuerpo del acechante para saber quién lo había enviado, aunque tampoco le era difícil imaginarlo. Kira seguía buscándolo. Enviar a un sabueso hubiera sido inútil, el rastro por mucho perdido, el pliegue tan fuerte como para ocultarlos. ¿Pero un acechante, un ave capaz de ver más allá de los pliegues? Había un motivo por el cual evitaba salir para confirmarle su posición, y este tan solo era un recuerdo del peligro que representaba para los miembros de esa casa.

—Guárdame los huesos si vas a cocinarlo —dijo Nix.

—¿Quiero saber por qué?

—Solo hazlo.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora