Capítulo 14

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Hola zorritos!

No puedo ni comenzar a describir lo atareada que ha sido mi semana. Sé que tengo mucho con lo que ponerme al día en las redes, intentaré hacerlo mañana. Temo que he tenido unos días de bajón anímico, así que casi ni he tocado mi computadora, pero por suerte ya los he superado y espero no regresen por un buen rato. Amo escribir, es solo que a veces siento que el mundo de la escritura no me ama del mismo modo, pero no dejaré que me desanime.

Como siempre, si el cap les gustó, no se olviden de votar y comentar al final! Quiero leerlos! Teorías, maldiciones, reacciones, todo.

Xoxo,

Sofi 

***

El suelo crujió y se quebró a su lado. Anton rodó sin poder detenerse. Las astillas se clavaron en su cuerpo, pero no le importó comparado con ser empalado por una naginata. Key perdió el equilibrio y cayó también, apoyándose sobre una mano e impulsándose para levantarse de un salto. Ella apretó los dientes al aterrizar dos pasos lejos, tomando distancia. Anton creyó nunca haber estado tan feliz de ver a Nix.

—Te dije que esperaras —se quejó este.

—Lo siento —respondió Anton al instante.

—¿En qué estabas pensando al intentar enfrentarte a una agente solo?

En que Key jamás lo lastimaría, en que fuera lo que fuera que le hubiera sucedido ella lo escucharía, en que era su familia.

Nix avanzó con paso seguro, una garra metálica brillando en su mano derecha. Había sangre en su mano, y por un instante Anton no pudo evitar preguntarse qué habría sido de Dune.

Se apoyó sobre sus codos, retrocediendo ante lo inevitable de la situación. Extraño, el modo en que Nix se puso delante de él como si fuera a protegerlo. Key cogió su arma con ambas manos, su posición lista para atacar. Nix solo se mantuvo de pie, su calma tan impasible que por un instante Anton llegó a considerar que era mejor hacerlo enfadar.

—¿En serio quieres hacer esto así? —preguntó él, su voz sin emoción alguna.

Ella no respondió, simplemente atacó. O al menos lo intentó. Por cada paso que daba, el suelo se quebraba bajo sus pies y la obligaba a retroceder enseguida si no quería romperse un hueso. La magia parecía no afectarla directamente, pero el romper su espacio... Nix ni siquiera parecía estar esforzándose, mientras que ella apenas podía tomar un respiro entre intento e intento. Quería cansarla.

Anton lo comprendió al ver cómo a ella comenzaba a costarle seguir el ritmo. Key había creído que tendría ventaja al jugar en un lugar estrecho, donde poder moverse y saltar, y tal vez contra cualquier otro oponente lo hubiera logrado. Ella aterrizó sobre un mueble, al otro lado de la habitación y de cuclillas. Ladeó un poco la cabeza, sus labios moviéndose en palabras casi inaudible.

—Maldición —murmuró Nix.

—¿Qué? —preguntó Anton—. ¿Qué dice?

—¿Crees que entiendo japonés?

No, pero Anton había pensado en aquello. Tiró su mochila hacia delante, rebuscando dentro hasta dar con el diccionario bilingue que había cogido. Las primeras páginas estaban arruinadas, la naginata habiéndolo atravesado en parte, pero si Key solo parecía estar entendiendo el japonés... Pasó rápido las hojas, tenía que haber algo allí que ayudara.

Ella levantó su cabeza, la fría concentración de nuevo en su mirada. Pateó una vieja vajilla a un lado, el ruido metálico resonando en toda la sala, y saltó al otro. Anton apenas tuvo tiempo de advertirle a Nix. Key giró en el aire y se lanzó directo con su arma sin tocar suelo ni hacer ruido que pudiera delatar su posición. Él saltó, cambiando su centro de gravedad para aterrizar en una pared.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora