Capítulo 49

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Feliz sábado, zorritos!

Duele, tanto como me alegra, comenzar a escribir esto. Porque es normal y parte del equilibrio. Está bien si una despedida duele, significa que allí hubo amor. Y no sé si alguna vez podré compensar a Key por todo lo que ha hecho por mí.

Estaba al otro lado del mundo cuando mi padre me llamó para preguntarme dónde vivía, porque lo había olvidado.

Estaba durmiendo cuando mi madre me llamó para decirme que había colapsado y le habían descubierto cáncer cerebral junto a dos tumores en la cabeza.

Estaba destrozada cuando comprendí que aquel no era mi rol para jugar, sino que sonreír y asegurar que todo estaría bien porque nadie más en mi familia era capaz de hacerlo.

Estaba sola, lidiando con mi dolor en silencio, atrapada fuera de esta situación porque las leyes de mi propio país no me dejaban regresar ni siquiera ante esta urgencia, cuando Key se mantuvo a mi lado todos estos meses, sosteniendo mi mano y asegurándome que ambas podíamos lograrlo. 

Me dio paz cuando todo era caos. Me obligó a mantener la esperanza y la sonrisa cuando nadie más era capaz y todos necesitaban a alguien manteniendo los ánimos arriba. Me acompañó durante incontables noches de insomnio y frustración. Me convenció de creer, y no dejar que ninguna emoción negativa envenenara mi corazón. Y me prometió que, si sobrevivía a esto, entonces todo sería mejor.

Todo es mejor ahora. Pero he escrito esta trilogía durante los años más duros de mi vida, desde una mudanza fuera de mi país en busca de una mejor situación, hasta luchar por mantener a mi familia entera. Y no hubiera podido llegar hasta aquí sin ella. Y esta chica no tiene idea de todo lo que le debo, o significa para mí.

Pero temo es momento de decirle adiós. Y le estaré eternamente agradecida por haberme acompañado en tiempos tan oscuros. Merece descansar finalmente, y yo debo llevar a mi propio Hitoshi a cenar, porque existen pocos guerreros como él, capaz de pasar por semejantes cirugías y tratamientos, y seguir adelante como si nada hubiera cambiado.

Muchas gracias por haberme acompañado en esta aventura. Lo siento si se ha hecho larga, y varios sábados no pude actualizar, mi corazón frágil. Espero la hayan disfrutado, y Key haya ganado también un lugar en su vida.

Espero pronto nos volvamos a ver. Pero al menos por hoy, querido lector, recuerda de siempre disfrutar la vida sin importar cuán dolorosa resulte, y de no permitir que sentimientos negativos envenenen tu alma. Sigue adelante, sonriendo, porque nunca sabes si esa sonrisa no puede salvar la vida de un extraño al darle esperanza y tranquilidad.

Xoxo,

Sofi

***

La primera noche, el mundo humano lo había enceguecido por completo con sus luces y colores. No sentía que mucho hubiera cambiado desde entonces, excepto porque el peso sobre su pecho se había triplicado. Era casi como si no pudiera respirar, y Nix no estaba seguro de cómo describirlo tampoco.

Sabía lo que era, y a la vez no. Toda magia tenía un costo. Había desarrollado sus poderes bajo aquella estricta regla, sangre en una mano, y una balanza en la otra. Y casi siempre, al menos, nunca se había detenido a pensar o preocuparse por el precio de sus hechizos. No perdería el tiempo como Anton, lamentándose por algo que no podía cambiar y lo detendría.

Pero esos días no podía evitar preguntarse qué tenía la diosa contra él. Se trataba de un pensamiento egoísta, infantil incluso, como si ella siquiera pudiera sentir algún placer especial al torturarlo. Pero era como se sentía. Y ninguna magia valía lo que había perdido.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora