Capítulo 36

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Feliz sábado zorritos!

Sigo con mi bota, y entre tantos estudios médicos casi no he podido escribir esta semana, por lo que espero poder ponerme al día pronto antes de quedarme sin caps para editar y subir...

Por otra parte, las cuentas de personajes están organizando un genial concurso de escritura en Instagram. No duden en participar! Pueden encontrar toda la información en un post de siri_cinnamon.roll

Muero por leer sus historias <3 

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final del cap!

Y deja aquí tu comentario para que deje de escuchar música sad mientras escribo o será un tramo final largo...

Xoxo,

Sofi

***

Era lo suficientemente tarde como para que Anton comenzara a preguntarse si no sería temprano en realidad. Salvo que esas nociones parecían inservibles en Ashdown. Más si llevaba quién sabía cuánto tiempo sin salir al exterior. Tampoco estaba seguro de la última vez que había dormido bien. Necesitaba aire fresco, y menos paranoia, aunque sabía que no conseguiría ninguna de esas allí.

Tonto, lo necesario que un soplo de viento del simple mundo humano, aquel sin siquiera una pizca de magia, podía llegar a sentirse. Allí al menos había vida. Aquí, Anton no podía dejar de sentir el sufrimiento de la tierra bajo sus pies, los gritos agónicos de la magia como si se apagara a cada suspiro.

Al menos así era como se sentía. Por cada instante que pasaba allí, sentía que ese mundo estaba tan solo un paso más cerca de la muerte absoluta. ¿Y entonces qué? ¿Qué quedaría para sus habitantes? ¿Podrían seguir viviendo en un cadaver? Porque le aterraba el solo hecho de pensar en el momento en que tanto daño ya no fuera reparable, si todavía no habían cruzado aquella línea.

—Tienes esa expresión de nuevo —Dune se deslizó a su lado en una de las mesas del comedor.

—¿Cuál expresión?

—Como si este mundo te aplastara —respondió—. Te cargas demasiado sobre tus hombros. Deberías tomártelo con calma. ¿Has intentado el yoga?

—Sencillo decirlo cuando no cargas con nada —comentó Anton.

—¿Crees que todos los umbrus a quienes vi sufrir y les prometí crear una realidad mejor son nada? —preguntó Dune, y él calló—. Tienes razón en solo una cosa. Yo escogí esto. Pero aun si no lo hubiera hecho, si hubiera nacido con esta carga, entonces es aun menos motivo para no moverme y permitirle que me aplaste. Acéptalo, y continúa adelante, o pasarás el resto de tu vida lamentándote. Mi magia es poder, no una maldición. Y el rol que he escogido tomar, es lo que me permitirá alcanzar mis objetivos.

—No sabes nada de mí, o de mi vida, como para poder opinar.

—No. Pero debe sentirse bastante miserable pasar cada simple respiro de tu existencia arrepintiéndote y sintiéndote culpable sin motivo alguno —respondió Dune—. Solo somos culpables de nuestras propias elecciones. De lo único que deberías sentirte responsable, es del modo en que sigues envenenando tus poderes por rechazarlos.

Debía ser sencillo decirlo, cuando no había crecido con el odio de toda su familia, ni luego cargado con las consecuencias de lo que esta le había costado a Ashdown. Aun si Anton había sido cuidadoso de siempre esconderse en el anonimato, jamás había podido evitar del todo el sentimiento de responsabilidad, como si fuera el culpable y también su deber el reparar todo. Tal vez por haber crecido con alguien tan honorable como Key, quizás por haber huido como un cobarde en vez de haber intentado algo entonces.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora