Capítulo 31

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Visita II

Silencio...

El aire... tenso

¿Alguna vez han visto a alguien dulce estar muy tenso, y molesto?

Jin... si

-¿Matrimonio?- dijo con voz pacifica mirando a ambos invitados.

-SI. Su alteza. Ya que usted es el próximo a la corona el concejo se quiere asegurar que ya tenga una pareja estable para el próximo heredero.- Jimin los miraba a ambos, su mirada se tornó muy oscura de repente.

-Ya- se quedó callado mientras servían un poco de té a sus acompañantes- Señor Han disculpe pero creo que eso no le concierne al concejo y mucho menos a usted.

-Claro que me concierne alteza, es su bien y el de nuestro país- tomo algo de te- Así que el concejo a estado buscando buenas candidatas de su clase, incluso mi hija está entre ella.- observo a la su hija a un lado.

-No me avergüences padre- ella sonrió- alteza, creo que el concejo tiene razón al igual que mi padre. Usted necesita a su lado alguien que reine y lo apoye.

-Creo que perdieron su tiempo en venir- dicho esto ambos se miraron sin comprender- El concejo fue creado para ayudar a el rey a tomar buenas decisiones sobre su pueblo, sin embargo no pueden tomarse esas atribuciones sin el consentimiento del rey y mucho menos la mía. Porque es mi vida, elijo casarme con quien yo quiera, eso es una ley impuesta desde hace mucho señor Han- Jin dio un paso adelante cuan Jimin se inclinó- No discutiré esto aquí, mucho menos delante de la señorita. Pero que quede claro que esto no le compete y mi padre se enterara de dicha discusión y acciones que tomo el concejo sin consentimiento.

Dicho esto se levantó hizo una reverencia y camino a la salida seguido de su amigo.

Ya en el pasillo a las habitaciones Jimin no decía nada caminaba rectamente hasta la puerta abriéndola y dejando que Jin entrara junto con él.

-Jimin ¿estás bien?-Jin lo miraba mientras este caminaba al gran armario que poseía, este no respondía.- Te dejare solo.

...

Jimin tenía más de tres horas fuera del palacio, no fuera si no que en el sendero donde corría en la mañanas. Desde que salió de su habitación había estado caminando y trotando. ¿Cómo sabían esto? Gracias a las cámaras de seguridad lo habían visto y Jin era uno de los principales allí.

-Iré a verlo, es mucho- se acomodó su auricular y dio una orden- cambio de guardia, y díganle a la guardia de los portones que avise si llega otra visita inesperada como la de hoy.- se escuchó un Sí señor.

Al llegar vio a Jimin con sus manos en las rodillas y la cabeza gacha con su sudadera naranja. Se acercó y posiciono delante de él.

-Enano es mucho por hoy, es momento de descansar y volver.

Jimin subió su mirada, dejando ver aun sus ojos más oscuros de lo normal, seguía con ese sentimiento, esa rabia que no podía sacar.

-¿Por qué las personas no pueden entender que no pueden tomar decisiones por las demás?- Jin solo se mantenía observándolo- ¿Por qué se empañan en imponerme algo que no quiero ni deseo? ¿No les basta con ya darme una responsabilidad? ¿Por qué no me dejan ser alguien capaz de tomar sus propias decisiones? ¿No entienden que me ahogan? – Camino hasta su amigo- Estoy frustrado por todo esto- dijo bajo colocando su frente en el pecho del mayor- Jin

-Si

-Prepara el avión real, y a varios de tus hombres dile a la secretaria Haneul que se prepare y venga inmediatamente aquí- dicho esto se separó de su amigo y camino de vuelta alpalacio con Jin siguiéndole los talones.- Iremos a Busan. 

 

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The Golden Prince©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora