Capítulo 52

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Rescate 

Jimin junto con dos guardias detrás de él lograron derribar la puerta que había sido sellada en la mañana tras la orden desde Seúl, el eco que producía cada pisada rápida por el concreto lo hacía más ansioso, quería verla, quería tenerla, quería abrazarla y no dejarla nunca más. Tenía miedo por ella y su mejor amigo.

Al llegar hasta el último escalón detallo cada parte de la sala como tal, paredes grises y gruesas, un bombillo amarillo que solo alumbraba lo suficiente, una mesa de metal y nada más. En su desesperación por encontrarlos con la vista camino más adentrándose por completo y allí en una esquina los observo a ambos.

Corrió con dos de sus guardias atrás y el corazón se le subió hasta la boca, Lili y Jin estaban dentro de una bañera con hielo ambos pegados lo suficiente para darse calor.

-¡Llamen a un médico inmediatamente!- grito, uno de ellos salió disparado hacia arriba- Amor, ¿hermosa?- su voz se quebraba cada que la llamaba, estaba helada y sus manos estaban atadas a las de Jin. Con sus manos tomo las cuerdas y las desato rápidamente sacándola a ella- He, preciosa. Despierta- tocaba sus mejillas, sus labios estaban completamente morados.

-Jiminie- dijo en un hilo de voz a lo que sonrió.

-Si. Soy yo amor- la apretó contra su cuerpo mientras daba calor, miro a su amigo quien le sonríe débilmente. Estiro su mano y el chico las de él juntándolas- Gracias.

-Gracias a ti, enano- sonrió- Por venir a rescatarnos.

...

Las máquinas de aquella habitación era lo que tenía Jimin de fondo. Su hermosa novia estaba en una cama conectada a un suero y llena de calefacción. Gracias a Dios, no había pasado más tiempo sino por la baja temperatura del lugar y la bañera llena de hielos hubieran muerto por hipotermia.

Jin se encontraba en la habitación de al lado, su padre más cinco guardias lo custodiaban. El tenia hematomas en sus piernas y costillas, no tenía nada fracturado, pero aun así no quería verlo pasar por esto nunca más. El temor de perderlos a ambos lo embargo.

Se encontraban aun en Busan, no podía movilizarse aun. Sin saber que ellos estaban bien.

-Alteza- el señor Jeon junto el señor Kim entraron a la habitación

-¿Sucedió algo?- dijo sin dejar de tomar la mano de su futura esposa.

-No se preocupe, no sucede nada- el señor Jeon reverencio- vengo a decirle que debo volver a Seúl, su padre desea encargarse de sus últimos arreglos para cederle el trono.

-Ya veo- asintió- Señor Jeon. ¿Puede darle un recado a mi padre de mi parte?

-Claro alteza.

-Dígale que asumiré mi responsabilidad y tomare el trono, después de mi matrimonio.

El señor Jeon miro a su compañero y este le sonreía, Jimin tenía bien en claro su futuro, y lo que quería hacer.

-Muy bien, alteza le hare llegar su mensaje.- reverencio y se retiró de la habitación dejando al padre de su mejor amigo allí.

-¿Cómo se encuentra, alteza?

-Mejor que ayer- suspiro- ha dormido mucho, pero el doctor dijo que estaría bien- sonrió dando suaves círculos a la mano de su prometida.- Señor Kim, quiero agradecerle a usted y al señor Jeon cuando vuelva- lo miro- estuvieron a mi lado, no me abandonaron.

-Joven Park, jamás abandonaría a alguien con su convicción y amor- se acercó mirando ahora a la chica- usted es fiel y un gran hombre. Merece toda la felicidad del mundo y no estaba dispuesto a ver que se la arrebataran. Y no digo esto por ser el padre de Jin y amigo de tu madre, lo digo porque te conocí y sé que eres grande y capaz de todo muchacho- toco su hombro- agradezco que Jin tenga un amigo como tú, y que ella tenga a un futuro esposo tan admirable- Jimin bajo su cara totalmente ruborizado- por cierto, le diré a Jin que te siga enseñando con el arma, me sorprendí cuando uno de mis subordinados me conto- sonrió.

-Me enseña cuando puede, no le diga que le conté- ambos sonrieron.

-Me alegra que sepas manejar un arma muchacho- carraspeo un poco- ahora, que todo esto término y que la joven princesa apareció quería hablar con usted antes de volver a Seúl.

En silencio se hizo presente, Jimin sabia perfectamente de lo que iban hablar y ya él tenía su decisión tomada.

-¿llevaras al duque a Seúl?

-Sí, tu padre pidió que los traslademos. Pero estará separado del resto junto al canciller- suspiro- su hija está bajo vigilancia también, no sabemos si es sospechosa de algo.- Asintió-Tomaste la decisión ¿No es así?

-Sí, desde que esto sucedió, había tomado la decisión que hace años no se usaba- lo miro.

-Tu padre no intervendrá, me lo hizo saber a través de Jeon.

-Sé que no lo hará, siempre ha respetado eso de mí. Por los momentos cuando ella y Jin estén bien volveremos.

Otro silencio e hizo presente, aunque el señor Kim no quería preguntar se hacía una idea del castigo que les impondría a cada uno de los traidores, más cuando capturaron a punto de escapar a los que torturaron a ambos jóvenes. Jimin podía tener cara tierna y ser dulce, pero cuando se enfadaba y se trataba de su familia y seres queridos tomaba todo diferente. No había perdón.

-¿Qué castigo dará?

-Decapitación. 

 

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The Golden Prince©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora