Agobiado por permanecer tanto tiempo en el palacio Jimin decide salir a caminar, pero de una forma diferente. Escapándose de los muros del palacio vestido de negro y escondiéndose como un ladrón conoce a una chica que le robara su corazón. Y tras en...
El pequeño príncipe de cinco años jugaba en el jardín, su madre reía junto a su padre en una mesa mientras lo observaban tomando él te.
Jimin corría con una gran sonrisa, su cabello negro jugaba con el viento, él era esa luz que se adueñaba de cada espacio de los corazones de las personas en el palacio, el alegraba ese palacio gigante con su risa, y su ocurrencias.
Un quejido los saco de la risa de hace pocos momentos, Jimin estaba de rodillas con pequeñas lágrimas en su rostro inmediatamente el rey corrió junto a sus guardias.
-¿estás bien hijo?- el rey se agacho para quedar a su altura, el pequeño negó- ¿te lastimaste?
-Si papi- Jimin lloraba su pequeña nariz estaba roja
-¿Dónde?
-Aquí, en mi rodilla- el pequeño tenía un pequeño raspón en la rodilla derecha y una gotitas de sangre saliendo de ella- duele
-Hijo no llores- suspiro- a mí también me sucedió esto cuando era pequeño como tu
-¿sí?
-si pequeño, me lastimaba mucho pero sabes esas heridas sanan porque son superficiales. Sé que duele pero cuando te ponga una linda curita estarás mejor- toco su naricita- ahora no llores y vamos con mama ¿está bien?
-¿Se me pasara?- El padre asintió y tomo su mano para levantarlo
-Ahora vamos con mama para que te cure ¿sí?- el pequeño asintió y caminaron hasta donde su mama que lo tomo con mucho amor y se sentaron mientras traían un botiquín
-Amor no llores, ¿sabes? mami y papi también pasaron por esto y sé que duele un poco pero no debes preocuparte- le sonrió mirando sus ojos – Jimin no me gusta verte triste, ni que llores eres mi luz, mi cielo y mi vida, eres lo más preciado que tengo y quiero que sepas que pase lo que pase estaré aquí cuando caigas y te levantare para que regales esa hermosa sonrisa tuya- el pequeño sonrió haciendo que sus pequeños ojitos desaparecieran- eso así me gusta, ese es mi pequeño príncipe, se alegre siempre Jiminie, esto pasara- la reina se inclinó y le dio un beso en su rodilla- se valiente amor, sabes que eres mi fuerza. Te amo Jimin.
-Yo también mami
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