Capítulo 51

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Bunker 

La guardia marítima de Busan estaba frente al puerto y custodiaba todos y cada uno de los bunkers que entraban.

-¿Qué significa esto?- pregunto el duque- ¿Qué hacen aquí, y porque están aquí?

-Es una orden real.

-¿De quién?

-Lo lamento duque- dijo un soldado- pero solo recibimos órdenes desde Seúl.

El duque miro a cada uno de los soldados, él sabía que ninguno estaría a abandonar su puesto. Eran fieles y valientes y jamás le darían la espalda o desobedecían una orden dada desde la corona.

Caminando a un espacio desolado tomo su teléfono llamando a un amigo.

-La corona envió soldados a cuidar la vía marítima, no sé dónde está mi hija. Y tengo que aparentar estar bien.

-Quédate allí, investigare.- y corto.

...

El canciller caminaba rápidamente por los pasillos del anexo del concejo real situado en el centro de la ciudad, sus pasos sonaban a eco por el piso de mármol, se paró frente una puerta color caoba con la manija dorada, en el centro de esta se leía en letra clara y legible asuntos internos. Toco sonando un adelante desde detrás de ella.

-¿Quiero saber quién envió las tropas de Busan a la vía portuaria?

Todos los que se encontraban allí estaban de pie y con las manos en la espalda. Aquel hombre frunció su ceño y dio un paso al frente del cual se arrepintió. Un hombre alto corpulento y quien le conocía le apunto con un ama a la cabeza.

-¿Qué significa esto, Jeon?

-Por órdenes de su Majestad y su alteza real, el príncipe Park Jimin queda usted detenido- hizo señas a un par de soldados que tomaban sus brazos- es acusado de traición a la nación, secuestro del primer comandante y secuestro a la futura reina de Corea.

-¡Eso es imposible!- grito el hombre- ¡Yo no he hecho nada!

-Grite todo lo que quiera canciller, una orden es una orden- se aproximó y quito mirándolo atentamente a los ojos las insignias pegadas a su traje pulcro en blanco- No merece esto, llévenselo.

El hombre pataleo y grito durante el trayecto, llevándose miradas curiosas y llenas de intriga. Mitras era arrastrado a un carro blindado en Busan las cosas eran diferentes. El avión privado del príncipe aterrizo, y el ejército lo recibió.

Jimin a paso apresurado pero seguro no se detuvo a ver a los periodistas, sus facciones oscurecidas y su mente nublada por la preocupación y la ira era lo que ocupaba su mente.

Subió a una camioneta la cual era escoltada por varios, a su lado el padre de su mejor amigo. Ambos iban en su mundo pero pendientes de a su alrededor.

A los lejos diviso la vía portuaria y varias personas de la prensa, los soldados fieles a sus órdenes custodiaban cada metro de allí. Apretó con fuerza la manija de la puerta de la camioneta. Al llegar le abrieron la puerta dándole paso, los camarógrafos tomaban fotos y grababan.

-Alejen a los reporteros, no quiero a nadie aquí solo a los soldados- asintió un guardaespaldas del príncipe.- Señor Kim busque al duque, lo quiero en mi presencia inmediatamente.

-Sí, alteza.

El señor Kim camino rápidamente donde tenían, según los guardias que custodiaban al duque. A paso apresurado lo vio sentado en una silla debajo de un toldo de color azul.

-Señor Kim- dijo el duque.

-Canciller- hizo señas a sus soldados y estos se pusieron al lado- Por órdenes de su alteza real, el príncipe Park Jimin se requiere de su presencia.

-¿El príncipe está aquí?- dijo con los ojos abiertos, el guardia solo asintió.

-Sígame- este se levantó y siguió al hombre de traje, caminaron hasta donde le había indicado el príncipe, un bunker, y no era cualquiera. El sabia porque.

Al estar dentro el príncipe se encontraba a la mitad de este con los brazos en su espalda y el tapabocas debajo de su barbilla. Camino cauteloso aun sabiendo que estaba siendo observado.

-Duque, veo que acato mis órdenes bien- miro a su guardia- espóselo.

-¿Qué?- este intento quitarse a los hombres de encima, pero eran varios- Yo no hice nada, esto es un insulto.

-¿Un insulto?- soltó el príncipe con incredibilidad- Que increíble que esa palabra aparezca en su mente, el canciller dijo casi lo mismo- lo miro- Duque preguntare con suma calma, aunque no la tengo en estos momentos. Mi paciencia con usted llego hasta los confines de la tierra.- poso sus manos en la espalda, su chaqueta sonó al movimiento- ¿Dónde está mi comandante y mi reina?

-No sé de qué habla alteza, como usted sabe la hemos estado buscando junto con los demás- la risa de Jimin sonó escalofriante para los expectantes- Lo juro, buscamos en muchas par...

Las palabras quedaron en su boca cuando el príncipe sin previo aviso tomo del cinturón de uno de sus guardaespaldas, una nueve milímetros y la apunto a su cabeza quitando el seguro.

-Dije que mi paciencia con usted se acabó, dígame duque ¿Dónde está mi comandante y mi reina?- presiono más el arma. El hombre tembló en los brazos de aquellos guardias. Si algo pasaba no dirían nada. Su silencio ante la corona era lealtad.

-En este bunker, debajo- suspiro rendido.- esta debajo

- esta debajo

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The Golden Prince©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora