Capítulo 49

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No es un secuestro

Todo el país estaba en alerta, cerrado completamente por las órdenes reales del rey y su hijo.

La policía junto con la guardia real buscaba hasta debajo de las piedras a la princesa, y el comandante de la guardia.

Jimin no descansaba nada en absoluto, siempre estaba pegado a la sala de vigilancia. Cada segundo contaba y era una tortura para el pelinegro.

Mientras tanto, en una bodega no muy lejana; oculta bajo tierra y amarrada en unas sillas metálicas, se encontraban dos jóvenes.

Seokjin estaba atado de manos y piernas, su cabeza estaba cubierta por una bolsa de tela negra, la castaña estaba de la misma forma.

-Lili- llamo por lo bajo el chico, no obtuvo respuesta. Probablemente aun ni despertaba.

Empezó a mover brazos y piernas tratando de desatarse, pero era imposible, solo se lastimaba. Intento agudizar el oído solo se escuchaba silencio, gotas de agua; probablemente humedad por como olía. Había eco, lo había confirmado una vez empujo su asiento.

-¿Jin?- una voz roca, pero femenina que hizo que el hablara.

-¿Lili?- forcejo- Princesita ¿Estas bien? ¿Cómo te sientes?

-Jinie- dijo con voz quebradiza- ¿Dónde estamos? No veo nada.

-Tranquila, todo estará bien. Esto pasara- se relamió los labios- te secare de aquí.

-¿Sacarla de aquí?- hablo una persona desconocida para ellos- y más o menos ¿Cuándo lo harás?- se burló- Pensé que no despertarían, pero veo que sí.

-¿Quién demonios eres?

-Su nuevo dueño- empezó a reír- ahora juguemos.

...

Jimin estaba sentado frente a las tantas pantallas gigantes de la sala de seguridad, a su lado el padre de su mejor amigo. Estaban revisando las cámaras de seguridad de cada calle y zona.

-¿Cree que esto sea obra de alguien cercano, alteza?- pregunto el señor Kim.

-Según los hombres de seguridad de mi padre, si- suspiro pasando las manos por su rostro- se está investigando. ¿Sospecha de alguien?- lo miro.

-Aun no, alteza- negó

...

Los alaridos de dolor de Jin, junto con el llanto de la chica era lo que se oía en aquel lugar.

-¡Basta!- gritaba la chica, ya ninguno de los dos tenía la tela negra en su cabeza, y podían detallar donde estaban encerrados. Sin embargo, el tipo que los tenía llevaba una máscara y golpeaba a Jin.- ¡Ya déjelo!

-¿Qué lo deje?- sonrió- Vamos, si apenas empezamos.- camino hasta ella.

-No la toques- dijo Jin, tenía la cabeza gacha, mientras escupía sangre- No te atrevas a tocarla.

-Cierto, no podría tocar a su alteza- negó- pero, solo me pidieron no tocar un solo cabello.- se acercó y con sus dedos agarro un solo cabello arrancándolo- listo, cumplí. No tocare este cabello.

Aquel hombre tomo fuerte el cabello castaño de la chica tirándolo hacia atrás, su llanto ceso, solo soltó una queja haciendo que el chico frente a ella se removiera de la rabia.

-¡Déjala!- Jin de tanto forcejar se cayó con la silla.

-No hagas estupideces- le dijo el hombre, lo tomo fuertemente y lo regreso a su sitio- A dormir campeón- palmeo su rostro y Jin solo sintió un pinchazo en el cuello.

-¡Jin!- lloro la castaña, su amigo cerraba los ojos lentamente.- ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?

El hombre la miro y sonrió, una sonrisa que no fue captada gracias a la máscara.

-Soy alguien que no le debe preocupar, un instrumento nada mas- rio- y solo quiero lo mismo que esa persona.

-¿Qué cosa?

-Desaparecerla.

...

Todos estaban en la sala amarilla, cada guardia, policía e incluso personas del alto rango militar quienes conocían al príncipe.

En medio de ellos una mesa de madera, encima de esta una caja marrón que dentro de ella tenía objetos. Al sacarlos la furia del pelinegro surgió.

Dentro de la caja enviada por desconocidos estaba la tiara de la princesa la cual ella llevaba aquella noche, dentro de una bolsa plástica el pequeño cabello arrancado y en otra bolsa sellada el celular y equipo de Jin.

Jimin golpeo la mesa alertando a los que estaban alrededor. Haciendo que la caja callera al piso, una nota blanca se deslizo a los pies del soldado quien la tomo y abrió sus ojos.

-Alteza- le entrego la hoja, las manos de Jimin comenzaron a temblar.

-¿Que dice hijo?

-No... No es- murmuraba

-¿Jimin?

Este alzo la vista, sus mejillas rojas por la rabia y sus hermosos ojos más oscuros.

-No es un secuestro, así que no pida rescate. Espero haya disfrutado alteza

 

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The Golden Prince©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora