Se dice que cada 100 años, aparece la encarnación de una maldición pero no se trata cualquier maldición, se trata de a lo que ellos llaman una "categoría especial". Siendo esta una viva imagen de lo que era antes, en la era dorada. Hasta la fecha estas encarnaciones han sido eliminadas para evitar así un peligro mayor a futuro.
Se dice que cuanto más vivan, más recuerdan y aprenden de sus maldiciones, volviéndose un peligro para los hechiceros y los humanos.
Simplemente no debería existir.Pero está era terminaria siendo diferente pues ese poder podría ser tomado para un bien si se interviene a tiempo guiando la y evitando que recuerde quien era en verdad
Algo difícil pues se dice que cuando son encontrados por lo menos ya saben quienes son y de lo que son capaces
Tal vez este no sea el caso
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Mi nombre es Nagisa. Actualmente estoy cursando la secundaria y tengo bastantes amigos, soy como un extraño juguete para ellos pues les da mucha curiosidad mi cabello, si bien ellos dicen que se trata de un tinte, desgraciadamente siempre a sido así. Este es de color rojo, no me gusta pero tampoco lo odio.
A la edad de 12 años unas extrañas marcas aparecieron en mi rostro, estas eran negras y no importaba cuanto las limpiaba, no desaparecían, fue tanto que toda mi cara quedó hinchada
Por un instante crei que tendría que vivir con ellas por el resto de mi vida, creí que todos pensarían mal como que me había tatuado mi cara, incluso imagine el regaño de mi abuela "tatuate las nalgas mejor" dios, ya hasta puedo imaginar su regaño.
Pero afortunadamente estas desaparecieron a las pocas horas, era algo confuso por que aparecían y luego se iban constantemente, simplemente no sabía que hacer, y cuando aparecieron frente a mi abuela creí que se molestaría pero ella se mostró tranquila, simplemente me sonrio, ella me dijo que nunca le contará a nadie y que ella me ayudaría
A esa edad no tenía ni idea de que hacer o responderle así que solo asentíDesde ese día mi abuela fue quien me enseñó a controlarlo, como si supiera que me pasaba, me enseñó a controlar lo que a ella llamó "Energía maldita" pero hasta yo me preguntaba cómo es que sabía todas esas cosas, ella jamás me respondió
Simplemente me pidió confiar en ella y eso hice
Cada vez que practicaba con mi abuela, ella parecía más y más contenta, estaba orgullosa. Me enseñó todo lo que jamás pude imaginar y sólo por un momento la escuché decir que esto, que lo que hacía era mío, que me pertenecia. No sé a qué se refería, que esto es lo que soy. Tal vez solo deliraba.
Cuando por fin la clase empezó me mantuve en mi pupitre todo el tiempo, ese día en especifico me sentía extraña, sentía un terrible presentimiento, como si nada estuviera bien. Después vino la clase deportiva, no era la gran cosa pero extrañamente desde que era más joven e tenido una fuerzs un poco mayor a las demás niñas y niños, esto no era un complemento misterio pues todos lo sabían y lo usaban a su favor cuando cometimos en los festivales. Tenía una enorme fuerza y resistencia. Incluso sentía que si no tenía cuidado podría lastimar a alguien. Por eso fui muy cuidadosa con ellos y en lo que hacia.
Cuando esta finalizó por fin pude descansar un momento, no pertenia a ningún club así que llegaba temprano a casa, así fue que sin perder más el tiempo y para avanzar a mi tarea fui por mi mochila para irme. Antes de que saliera del campus pasé delante de varios chicos pero fue en ese momento en que senti un pequeño click muy dentro de mi y al parecer el también lo sintio pues sin determe me gire un poco para verlo y note que el también me veía, decidí ignorarlo y seguir mi camino. Fue muy extraño.
Mientras caminaba de regreso a casa pensé una y otra vez en ese chico, no sabía de quién se trababa y jamás lo había visto, por su apariencia, debía tratarse de un miembro del club de ocultismo, se veía demasiado sombrío, antes de ir a ver a mi abuela me decidi por ir a comprar algunas manzanas, así podría pelarlas y darle un poco.
Desde que tengo memoria siempre he "atraído" a cosas nada agradables, a los que mi abuela llamaría Maldiciones, estas eran pequeñas y nada bonitas pero con el tiempo aprendí a como ignorarlas y no llamar su atención. Y este día no era la excepción, solo que esta vez era una enorme la cual me miraba fijamente
—Maldicion... Supongo que este día no puede volverse mas raro... - me queje sin prestarle mucha atención a mi alrededor
—¿Eh? ¿A que te refieres con volverse más raro? - sin que me diera cuenta a un lado mío estaba un hombre delgado con ropa oscura, su cabello era blanco y tenía sus ojos cubiertos, ¿se tratara de un mendigo?
Sin pensarlo puse la bolsa de mis manzanas en mi muñeca para apresurarme a sacar mi monedero de mi mochila. Debe tratarse de alguien ciego, así que sin mas tome sus manos y le di algo de dinero, el pareció confundido y lo supe por que de su boca salió un sonido extro
—No es mucho pero espero que esto le sea de ayuda. Oh y también tenga, una manzana - de igual forma tome una manzana y con cuidado se la di en sus manos
—Eh?
—¡Bueno señor, tengo que irme, suerte! - sin quebrar enredarme mas pase aún lado de él para salir corriendo a casa —¡Adiós!
—¡Espera! - logre escuchar como gritaba desde atrás pero lo ignore, iba tarde
Estaba algo satisfecha pues después de todo había ayudado a quien lo necesitaba, eso me levantaba un poco la autoestima. Solo espero y no se golpee por el camino.
Cuando finalmente llegue a casa, entre y deje mis zapatos en la entrada junto a mi mochila.
—¡Abuela! Ya llegue, traje conmigo unas manzanas, iré a lavarlas y cortarlas - sin ir a verla me dirigi inmediatamente la cocina, donde empecé a preparar todo lo que se me hizo extraño fue que no la escuche responderme así que deje un momento eso para ir a verla, conforme me acercaba a la sala podía escuchar como ella reía
—No puedo creerlo, ¿en verdad hizo eso? - podía escuchar que ella hablaba con alguien pero no sabía de quién era la otra voz
Cuando por fin llegué a la sala vi a mi abuela riendo y mi sorpresa llegó al ver quien era el que estaba a un lado de ella, quedé sorprendida
—¡Es el mendigo! - sin pensarlo grite al verlo sentado como si nada
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Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|
FanfictionSe sabía de la existencia de 20 dedos pertenecientes al Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna. Pero en antiguas leyendas, Sukuna compartía su trono con otro espíritu maldito. Y si bien su relación no era del todo buena, se toleraban y hasta cierto p...