Después de esa tarde y aunque no quería admitirlo lo que dijo Sukuna en verdad me había afectado hasta cierto punto. Sea verdad o no. Yo lo sabía, para un hechicero sería muy difícil confiar en alguien y más si es una maldición. Quería que la pasáramos bien, no sabía que me odiaban tanto o en todo caso, que no confiaran.
En verdad me la creí.
Esa noche los chicos trataron de explicarme, en todo caso excusarse. Pero siempre que tocaban a mi puerta no les abría y cuando entraban me hacia la dormida. Solo una de esas ocasiones Itadori entró por completo a mi habitación sentándose en la cama, no dijo nada solo se quedó ahí.
—Lamento lo que el dijo, aunque no se por que yo me estoy disculpando, tal vez sea por que esta dentro de mi y me siento responsable. El punto es que... ______ en verdad lo siento. - podía sentir que el estaba inquieto ya que no dejaba de moverse. —Todo lo que el dijo, no es verdad. Nosotros confiamos en ti, así como tu en nosotros... Debo de estar loco, ni siquiera sé si me estas escuchando. Pero si lo estás, quiero que sepas que puedes confiar en mí y que si necesitas algo siempre estare para ti.
Seguido a eso el se levantó de la cama para así salir de mi habitación. Por sus pasos y su respiración podía suponer que le era difícil. Harta de toda esa atmósfera decidí salir de la cama y salir de la misma escuela para despejar mi mente. Finalmente terminé en un pequeño bar. Si bien no podía emborracharme, sólo tomaba por el sabor. Me era dulce.
—¿Por qué no vienes a tomar algo?, has estado siguiendome todo el camino y en verdad me es molesto - hable sin mirar hacia atrás aún sosteniendo el vaso en mi mano
—Ah... Con que me notaste, no podía esperar menos de La reina. - me habló desde atrás en un tono algo burlon.
—Ja ja, que gracioso. ¿Y que quieres? Creí haberles dicho a tus compañeros que lo pensaría - le seguí hablado para después darle un trago a mi bebida
—Llegue a la conclusión que no te necesitamos, solo requerimos de Ryomen Sukuna. Necesitamos al Rey, no a la amante, ¿lo entiendes, no? - de forma lenta se ve incorporando hasta quedar sentado aún lado de mi.
—En verdad que les gusta hablar a ustedes las Maldiciones. - le comenté calmada mientras dejaba mi vaso en la barra
—Eso es obvio, después de todo somos humanos - me respondia con una sonrisa que comenzaba a odiar
Finalmente decidi terminar mi trago y salir del lugar, pero ese tipo no dejó de seguirme, ahora no lo ocultaba pues caminaba aún lado de mi, parecía un maldito niño.
—Dime, Reina mia. ¿Porque estás con esos hechiceros? ¿Son tan especiales para que no los mates?
—No es algo de tu incumbencia. ¿Y podrías dejar de seguirme, es muy molesto
—Oh, vamos. Tengo curiosidad. ¿Por qué estar de lado de los humanos? Son débiles y sin ningún propósito. Lloran, se quejan.
—Y lo dice quien habla como un niño.
—Lo único que digo es que ellos, sus almas son tan frágiles. Fáciles de manipular.
—¿y tú punto es? Solo hablas incoherencias y no vas al punto, nada me molesta mas que las maldiciones que no hablan claro. Estoy cansada de ustedes, solo hablan y hablan, hacen destrozós y llaman la atención de los hechiceros. Parece ser que a ustedes les gusta el peligro y ser perseguidos por siempre. Lamento decepcionarlos pero eso no lo quiero yo. Quiero estar tranquila. Así que por última vez, ya dejame tranquila. No me obligues a matarte.
—Entonces ya nos diste una respuesta. En ese caso...
Antes de que pudiera irme ambos nos miramos y lo único que pude notar de él fue que se agachó un poco seguido a lanzarse hacia mi dando un salto. Su brazo derecho había cambiado de forma ya que ahora era una cuchilla enorme.
—¡Ya no eres de utilidad! —grito al tratar de darme un golpe con esa cuchilla. Pero solo golpeo el suelo, tal vez se trataba de un golpe de advertencia o amenazaba.
—¿Pareces muy confiado, quieres que te elogie por eso? - en verdad odiaba esa cara tan confiada que tenía, era como si dijera que yo no tendría oportunidad contra el. Creo que aún no le queda claro que ni siquiera me tomaré la molestia de tomarlo en serio. Creo que debió de enterderlo cuando noto que ni me moví por ese golpe. Que tontería
Simplemente para darle una advertencia me quite mis lentes oscuros para que así viera mis ojos. Seguido a eso deje salir mi energía maldita de mi cuerpo, le hice entender que si seguía las cosas no terminarían bien para el, pero aún así se arriesgo pues rápidamente se puso de pie y trató de golpearme con su brazo en mi rostro. El parecía contento pero al ver que su brazo derecho ya no estaba su expresión cambió. Este lo tenía yo, se lo había arrancado en ese golpe que apenas el lo había notado, seguido a eso lo arroje lejos.
La expresión de aquel chico cambió a una sorprendía. No se por qué tendría la idea de que ganaría.
—Largo de aquí. —Le dije así sin más para que se fuera, esta noche no estaba de humor para seguirlo o siquiera seguirle el juego. Tenía más ganas de descargarme
Finalmente este chico se fue, sin dejar de mirarme. Ridículo. Por fin cuando este se fue de mi vista saque mi celular y marque.
—Satoru, necesito verte ahora. No tardes.
Sin dejar que el contestara le colge. Pará así continuar caminando esperando a encontrarmelo en el camino.
Ridiculo o no, necesitaba el apoyo de un hombre. Menuda ridiculez pero así me sentía, si las cosas suben de tono ya veré como resolverlo o si solo me dejaría llevar. Que problema

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Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|
أدب الهواةSe sabía de la existencia de 20 dedos pertenecientes al Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna. Pero en antiguas leyendas, Sukuna compartía su trono con otro espíritu maldito. Y si bien su relación no era del todo buena, se toleraban y hasta cierto p...