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¿Lo había escuchado bien? Mi cuerpo estaba... No, eso no podía ser posible, debería de ser un sucio truco para que baje la guardia y puedan convencerme, ¿verdad?

Aunque quería aparentar seguridad, me era imposible y Geto lo pudo notar con claridad, después de todo había roto una de sus piezas ante tal revelación.

-Me disculpo por la pieza, después les compraré el juego completo. -me disculpe tratando de sonar serena, que todo estaba bien.

-Se que ahora mismo no tienes razones para creer en lo que te estoy diciendo pero si aún no estás segura de lo que es real puedes echar un vistazo por ti misma.

-¿Y cómo podría siquiera acercarme a ese lugar? No sin que me atrapen. -pregunte tratando de aparentar todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Además de que no quería demostrar que ya lo había intentado antes pero había sido Gojo quien me detuvo.

-Es bastante sencillo, cuando estés en la escuela podrías atravesar la barrera muy fácilmente que parecerá un juego de niños. -hablo con mucha seguridad, seguridad que me inquietaba por qué significaba que no estaba diciendo ni una mentira. -Solo tienes que hacer lo siguiente...

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En aquella bodega subterránea reinaba el silencio, a excepción del sonido de pequeñas gotas caer al suelo provocando un eco inquietante, no había no una sola alma, ni una sola maldición, después de todo era un lugar que nadie debía visitar, nadie tenía permitido entrar.

Aquel ensordecedor silencio termino siendo interrumpido abruptamente por la aparición de un pequeño círculo, acompañado de un pitido que posiblemente dejaria sordo a cualquiera. Aquel círculo comenzó a brillar hasta que tomo un tamaño suficientemente grande para que pasara alguien.

No tardó mucho en aparecer aquella mujer, está había sido expulsada de aquel portal ubicado en el suelo, permaneció flotando sobre el suelo, evitando, asi con la finalidad de no hacer algún tipo de ruido, todo para no llamar la atención y fue conveniente pues ahora mismo se encontraba con los nervios de punta.

Cuando aquel portal finalmente se cerró decidio poner los pies sobre el suelo, era obvio que no había nadie a los alrededores pero estaba alerta por cualquier cosa, le aterraba que podría encontrar en ese lugar, incluso quiso pensar que solo se trataba de una broma o que estaba soñando, pero desgraciadamente no estaba pasando eso.

¿Si era la Dama de Hierro, por qué se sentía tan asustada? Una vez que se calmó solo un poco finalmente decidió comenzar a caminar en busca de algo que la hiciera entrar en razon, buscaba algo que le hiciera creer que todo era mentira y que los chicos, sus amigos no le estuvieran mintiendo en la cara.

Camino por largos corredores que incluso podría estar en algún tipo de dominio, la sensación en su cuerpo no le agradaba, era como si estuviera siendo observada desde las sombras.

-Por fin has venido... Te he estado esperando durante tantos años. - esa voz, tan delicada y casi sensual se podía escuchar desde la lejanía, casi provocando un horroroso eco en todo el lugar.

Aquella voz, la voz de esa mujer, debía de ser algún truco pues la voz, esa era mi voz, estaba 100% segura, debía de ser una prueba o algo parecido. Tenía que serlo.

Cuando finalmente retome mi camino llegué a una parte un tanto extraña de la escuela, era obvio que jamás había estado aquí pero me daba ciertos aires de que ya lo había visto.

Todo a mi alrededor era blanco, el piso era de mármol blanco y en el fondo se encontraban varias estanterías y dentro de ellas estaban muy bien acomodadas diferentes armas de categoría especial, unas que ya había visto antes y otras que tenían un aspecto peculiar, casi familiar.

Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora