No tuve tiempo ni para reaccionar, admito que ese pequeño beso me aturdio pero antes de que pudiera decirle algo lo sujete de nuevo con fuerza para así dejarme caer al suelo y girar aun lado y todo por que sentí que estaba a nada de ser cortada por la mitad.
Lo que acababa de pasar no fue bueno, me refiero a que no era el momento.
—Por favor, Itadori. No es el momento - cuando logre pararme nuevamente lo pege a mi pecho sin apartar la mirada del hombre frente a mi —Esto es entre tu y yo, deja al niño fuera de esto
—La única que me interesa eres tú, no busco al niño - me respondió mientras movía su mano de forma desinteresada
—Bien, entonces--
—Pero claramente es un testigo - me respondió así sin mas, todo con una expresión seria. Creí que me daría tiempo para poner a salvo a Itadori pero todo cambió en cuando vi como el había avanzado de golpe hacia mi, no se como era siquiera posible pero el siendo un humano sin energía maldita había logrado tal velocidad.
Mi cuerpo al verlo tan cerca reaccionó por si mismo dando un salto hacia el para así lograr darle una patada en la espalda, logrando separarlo un poco pero el ni lento ni perezoso se giro para tratar de darme un corte, sabía que si esa "espada" me tocaba seria mi fin así que agachandome un poco logre levantar mi pierna para golpear su mano, el mismo impulso de esto provocó que su brazo fuera lanzado había arriba con brusquedad y yo ahora con tal de no darle tiempo a reaccionar gire sobre mi propio eje para que mi pierna tomará fuerza y velocidad, una vez que volví a verlo le di un fuerte golpe con mi pie en su pecho provocando que este hombre saliera disparado hacia atrás impactandose con el tembló, llegando atravesar sus puertas, eso me dio el tiempo suficiente para correr y poner a Itadori lejos de la pelea.
Una vez que estaba a unos metros lo puse en el suelo y le sonreí
—Escuchame, tienes que quedarte aquí, el no vendrá por ti. Lo mantendré ocupado. Ryomen, sé que... Ayuda a itadori a buscar la maldición que está haciendo esto. - le hable a Sukuna con la esperanza de que el estuviera ahí
—¿Que es lo que harás? - me pregunto un itadori muy asustado.
—Te daré tiempo - dándole una enorme sonrisa me acerque a él para darle un beso en su frente. —Prometo volver.
Esto pareció tranquilizarlo ya que sin perder el tiempo comenzó a correr en dirección opuesta, quedando cada vez más lejos de nosotros. Si le decía la verdad, estoy segura que jamás se iría.
—No más juegos, no mas distracciones, solo estamos tu y yo. - hable para ambos mientras me daba la vuelta, logré ver como ese hombre iba saliendo de los restos del templo, se veía muy molesto. —Si sabes de lo que soy capaz no debería de sorprenderte
El no dijo ni una palabra, no tenía que hacerlo, nuetras miradas se cruzaron y era claro lo que decían "Te matare" en cuando el avanzó yo también lo hice
Pov itadori
Me concentre en solo correr, no me detuve aunque detrás mío se escuchaba el inquietante sonido de dos espadas chocar, de como algo o alguien impactaba en el suelo. Estaba nervioso, espero que ella esté bien.
Mientras corría me detuve en seco al percibir la maldición que estaba buscando, esta era rara, la energía maldita que desprendía, no se como explicarlo. Con cuidado me fui acercando a esta hasta estar frente a frente. Aquella maldición era un ojo gigantesco, el cual parecía estar flotando, tenía su mirada hacia la dirección de donde venía. No se movía ni hacia ningún ruido.
Busque mil formas para hacerla bajar o llamar su atención pero nada funcionada, ¿que estara esperando?
No podia hacer nada, no con el cuerpo que ahora tenía, tiene que ser una broma. Crei que todo estaba perdido tanto así que me sumergi en mis propios pensamientos, estaba entrando en panico, o así era hasta que de lo lejos se escucho un golpe en seco, esto provocó que levantará la mirada y para mi sorpresa aquel ojo en el cielo comenzó a desaparecer, ¿por que? Pronto entre en cuenta que ya no se escuchaba nada.
—No me digas que... - logre escuchar que Sukuna hablo un momento, se escuchaba igual que siempre pero esta vez sonaba diferente, claramente hizo que me preocupara, algo había sucedido, algo le había pasado a Nagisa.
Rápidamente comence a correr de regreso, estaba desesperado. Mientras corría mi cuerpo de golpe regresó a la normalidad pero no me detuve a celebrarlo, tenía que regresar con ella, saber que estaba bien.
En cuando atravesé los último arboles y llegar al lugar en donde estaba el templo, me quedé sin palabras. El suelo estaba hecho un desastre con varios charcos de sangre, inmediatamente pensé lo peor.
Al levantar la mirada fue que por fin la vi. Mi sonrisa al verla se desvanecio en cuanto vi su cuerpo, era ella, ¿en verdad era ella? Tenía su uniforme completamente destrozado, nuevamente tenía las marcas negras en su cuerpo y tenía otro par de brazos, era igual a cuando me describían a Sukuna. Todo estaba en silencio.
Ella no se movía, solo mirada al suelo, en cuanto note que su cuerpo comenzaba a moverse sentía como todo mi cuerpo me pedía a gritos que corriera, ¡¿pero por que?! Mis piernas me dolían, quería salir corriendo.
En cuanto ella me miró pude sentir su energía maldita, la cual era muy abrumadora, tanto así que mi cuerpo por si solo cayó al suelo, era como estar frente a una pesadilla, no podía moverme, sentía que no podía respirar, era un monstruo.
—La razón por la que siempre me asesinaban era para evitar este momento. Era para evitar que reencarnara y volviera a ser un espíritu maldito
La voz con la que me hablaba sonaba tan tranquila que provocó un fuerte escalofrío en todo mi ser, ¿por que me asustaba eso? Me incomodaba.
—Aterrador, ¿verdad? No te preocupes - me dedico una sonrisa "cálida" mientras extendía sus brazos para respirar profundamente. Era como alguien nueva, como si fuera la primera vez que estaba al aire libre.
Poco a poco fui capaz de apartar mi vista de ella solo para encontrarme a kugisaki y a fushiguro de pie completamente inmóviles estaban como yo o peor ante tal situación
¿Que se supone que hagamos ahora?
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Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|
FanfictionSe sabía de la existencia de 20 dedos pertenecientes al Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna. Pero en antiguas leyendas, Sukuna compartía su trono con otro espíritu maldito. Y si bien su relación no era del todo buena, se toleraban y hasta cierto p...