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Los tres chicos, Nobara, Megumi e itadori eran transportados por auto a una pequeña ciudad, en la cual se habian reportado tres asesinatos, todos habían ocurrido de la misma forma, incluso alguien pensaría que se trataría de un asesino en serie pero está vez no, se trataba 100% de una maldición. Una muy extraña.

—¿Que clase de maldición podría ser esta? Debe de ser de una categoría especial ya que aparentemente ataca en un determinado tiempo, como si hubieran sido maldecidos anteriormente.

—Eso explicaría la forma de su muerte...

—Sea como sea, tenemos que interrogar a los amigos o familiares de las víctimas, tal vez nos digan mas que los informes no.

Esa es una maravillosa idea.

Al verme de golpe sentada en el asiento del copiloto salió de sus bocas un ª, seguido a que la chica que conducía, itadori y Nobara dieran un grito de sorpresa. Pues hasta hace unos minutos no estaba ahí.

Esa impresión provocó que la chica moviera el volante ocasionando que el auto se sacuriera un poco. Esto hizo gritar a todos. Incluyéndome.

¡Ten cuidado que me matarás del susto! ¡Debes prestar atención al camino! - le advertí con el corazón en la garganta. —Debes de tener cuidado, puedes poner varias vidas en peligro

—¿¡Ah?! ¿¡Con que derecho lo dices tu?! Apareciste de la nada, eres tu la que casi nos mata del susto.

—¡¿Nagisa?! ¡¿Que es lo que haces aquí?! - Me pregunto itadori poniéndose frente a Megumi para acércase un poco a mi.

Bueno es una larga historia pero en resumen, Satoru me pidió que los vigilará. Ese pervertidos me encargo este trabajo que debe de ser de alguien adulto y bueno aunque tengo la misma edad que ustedes... La verdad es que soy mayor pero... El punto es que los cuidara, de lo contrario me las vería con el, ya se todo un encanto, hasta parece que me amenazo. Bueno de hecho lo hizo, hasta me miro fijamente con esos ojos azules. Y aunque no podria matarme, sería un dolor tener que verme las con el. ¿¡Quedo claro?!

Los chicos apenas y habían entendido lo que dije pero no preguntaron más, era como una misión en la que los cinco participariamos. Algo realmente divertido. Y con lo de larga historia no exageraba pues pasaron muchas cosas hasta este momento.

A Satoru se le ocurrió la grandiosa idea de ofrecerme a los peces gordos como una profesora. Cosa que sería temporal y que podría vigilar a los alumnos, cosa muy ilógica ya que tenía la apariencia y la edad de una adolescente. Y también por que ellos tampoco serían capaces de aceptar a la misma reina de las maldiciones. Estaba prohibido. Pero no les quedó de otra ya que Satoru también les terminó diciendo que sería lo mejor que podrían hacer, aceptarme. Ya que si Sukuna llegara a tomar el control de itadori yo podría ser la única que lo detendría o contendria e incluso matarlo. Cosa que prefiero no hacer. Pero en ese momento tuve que "actuar" para que creyeran que tenía los mismos ideales de ser una hechicera, cuando aún era solo Nagisa.

Al final se tragaron ese cuento. Después de tener esa reunión, fui medio secuestrada por itadori quien al verme salir con Satoru de la reunión rápidamente se acercó a corriendo para repentinamente cargarme y salir huyendo conmigo en su hombro. Si que era rápido.

Cuando estuvimos lejos de Satoru el me bajó para así dar un gran suspiro.

—Ah! Ya estamos a sal--

*Bonk*

Ese fue el sonido que provoco el pequeño golpe que le di a Itadori en la cabeza por llevarme de esa forma. El simplemente se quejo de una forma tierna.

¡¿Por qué has hecho eso?! No soy ningún objeto para que hagas eso y si querías hablar pudiste pedírmelo, de hecho me lo pediste pero estaba ocupada. Y después de eso iba a ir a buscarte.

—Lo siento, pero no podía esperar mucho.

—¿Y entonces, de que quieres hablar?

—Sobre lo que pasó hace unos días... En el intercambio, ¿realmente estás bien? ¿Por qué tu voz es diferente? ¿Por qué te ves tan diferente? ¿Sigues siendo tu? ¿Estas bien? ¿Que paso en el momento en que me miraste por varios segundos?

Creo que son demasiadas preguntas, primero que nada, conserva la calma y te lo contaré casi todo. ¿Ya estás calmado?

—¡Si! - Me respondió muy alegre.

En ese caso comenzaré. La cosa no es nada sencilla. Si bien conoces a Ryomen como El Rey de las Maldiciones, bueno pues yo soy La Reina de las Maldiciones. En otras palabras era su amiga, guión, compañera, guión, amante. Teníamos una relación muy complicada. Pero de cierta forma nos... ¿Queríamos? O bueno eso creí hasta que los hechiceros que me mataron me dijeron como últimas palabras, que por cierto fueron muy lindas. Ryomen me usaba por un arma especial que podia y puedo crear hasta la fecha. Solo que es muy complicado hacerlo.

Con que eso te dijeron. Supongo que fuiste lo suficientemente idiota para creerlo. - pude escuchar como Sukuna se comunicaba a través de una pequeña boca que salía de la mejilla de Itadori

Ah, ¿y ahora me diras que era mentira? ¿Me diras que no me tuviste a tu lado por "esa" arma? ¿Que esa era la razón por la que no me mataste cuando me encontraste? Por favor, Ryomen

Ya callate, solo te quejas y quejas. Si mal no recuerdo no todo fue malo para ti - Se burlaba con un tono muy molesto

Eso es lo que tu crees, ya que nada te importa mas que no seas tu mismo, eres egoísta.

Itadori apenas y entendía lo que pasaba ya que el que recordara, Sukuna no hablaba mucho y de forma tan natural como lo hacía conmigo. Era muy extraño. Al ver la expresión algo incomoda de Itadori decibi cortar la conversación para centrarme nuevamente en el chico frente a mi.

—Solo ignorarlo... - Le recomendé dándole una leve sonrisa. —El resumen de todo es que al ser asesinada no se como o por qué, pero en total he reencarnado 4 veces. Y en tres me volvieron asesinar, solo siendo una niña. Pero a pesar de mi apariencia de ahora. Sigo siendo yo. Sigo siendo la nagisa que chocó contigo ese día

—¿Hablas en serio? - me pregunto casi haciendo un puchero

—Muy en serio. Nada a cambiado. Puedes confiar en mí. - le dedique una sonrisa sincera. A pesar de todo lo sigo considerando mi amigo, creo.

Tal vez no sea tan larga la historia pero es lo que pasó hasta ahora. Logré hablar con itadori, más o menos, Ryomen es un chismoso. Pero lo bueno es que al menos ya vio que no tiene que preocuparse por mi.
Esta misión no me da un buen presentimiento. Pero ya no es como antes, si las cosas se ponen feas, ahora puedo protegerlos. Puedo hacer algo y lo solo quedarme viendo mientras son heridos. Ahora tengo la fuerza y la aprovecharé para proteger a los que me importan. Eso se los aseguro.










Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora