–¿Qué pasa con Shibuya? -pregunto sonando curioso y puede que haya detectado cierto tono de molestia, quiero creer que el sabía lo que estaba por decir.
–Palabras más, palabras menos, habrá un ataque masivo en Shibuya, dentro de unos días... Creo... -no estaba nerviosa, claro que no, solo me preocupaba que lo tomara para mal.
–¿Y se puede saber cómo es que conoces está información? -parecia burlarse, sabía de donde la saqué pero quería escuchar la respuesta salir de mi boca.
–Lo se por que me lo dijeron, se que este tema del traidor entre ustedes se discutió hace unos días pero la verdad es que si bien el otro supuesto traidor era un informante, a mi querían convencerme de unirme a ellos. -finalmente lo solté, casi como si un enorme peso saliera de mis hombros. –Pero tranquilo, aún no me decido ni nada y no es que vaya a hacerlo, es decir, los escuche en un momento de debilidad y cuando todos ustedes no me daban ninguna respuesta y solo me llenaban de dudas.
De inmediato explique la situación, no quería arriesgarme a qué se hiciera ideas equivocadas o que todo lo hablado hace unos segundos no importo. Gojo permaneció en silencio varios segundos hasta que finalmente soltó un carcajada, al parecer le era gracioso verme en esta situación.
–Se que no harás nada malo, después de todo, de querer hacerlo no habrías dicho nada de esto, solo lo harías y recuerda que está es la segunda vez que mencionas Shibuya, la primera fue después de que me llamaras y tuviéramos sexo, ahora es la segunda.
–¡Dios mío! Ni me lo recuerdes. -rei de la vergüenza pues ciertamente era algo que quería olvidar aunque sea durante esta conversación tan seria, obviamente mi reacción hizo reír aún más a Gojo.
–Entonces pasare por alto el hecho de que me besaste y que casi me comes la lengua, lo veré como un momento de debilidad y confusión por parte tuya, pero ahora, ahora debes de estar mejor pues tienes la mente más clara y sabes que lo que sea que pase, puedes confiar en mi. -la seguridad en su voz me asustaba pero extrañamente me daba cierta tranquilidad.
–¿En verdad puedo confiar en ti? Además de esto... ¿No me has mentido ni una sola vez? -mi pregunta solo servía para reafirmar lo que ya sabía aunque la reacción, la pequeña reacción que tuvo antes de responder me dejó mucho que desear, desgraciadamente ocultaba algo de mi, y no sabía que era, eso me frustraba.
–Totalmente, jamás te mentiría.
Con esto finalizo nuestra primera conversación, ahora seguía el tema de Shibuya, Gojo como siempre se veía muy confiado pero había algo dentro de mi, una rara sensación de que nada terminaría bien y obviamente no me gustó la actitud tan calmada de el.
–Debes de saber, no... Debes de entender que lo que pasara en Shibuya, no será nada bueno ni tranquilo así que, te pido que te tomes este asunto con mucha seriedad. -mi preocupacion solo provocó varias risas de el, no sabía si le parecía graciosa mi preocupacion o era una reacción natural ante esta situación.
–No te preocupes, soy el más fuerte. -ahi estaba de nuevo, esa sonrisa confiada detonando una leve superioridad, esa sonrisa que tanto me hizo gracia.
Después de finalizar la conversación tenía la duda si solo irme y dejar mis cuerpos aquí o destruirlo todo, nuevamente estaba en duda pues me había hecho saber que esto era un bien común.
–Cuando pase lo que tenga que pasar en Shibuya, ¿nos apoyaras? -pregunto de repente llamando otra vez mi atención.
–Si, los apoyaré. -le confirme con una leve sonrisa para después seguir su camino, todo con tal de salir de este horroroso lugar.
Los días siguientes transcurrieron con completa tranquilidad, solo con la diferencia de que ahora Itadori, Megumi, Nobara, en resumen, todos los estudiantes parecían tener un cierto resentimiento hacia mi, era obvio que Megumi les habrían dicho a los demas lo que pasó en mi cita con Itadori, ahora aparentemente estaban molestos por haber escogido a un monstruo sobre el. Pero era algo que no podía cambiar, incluso con todo lo que ha hecho Ryomen, todo lo que se dice de el y por como es, lo amo.
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Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|
FanfictionSe sabía de la existencia de 20 dedos pertenecientes al Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna. Pero en antiguas leyendas, Sukuna compartía su trono con otro espíritu maldito. Y si bien su relación no era del todo buena, se toleraban y hasta cierto p...