Las manos de Ryomen en verdad eran enormes, tanto así que una sola mano fue más que suficiente para sostener mis muñecas, era algo incómodo ya que en verdad deseaba acariciar su cuerpo aunque sinceramente no podia quejarme, tenía una vista que apuesto que otras envidiarian.
-Ryomen, no me las presiones mucho, duele. - le comente con una leve sonrisa mientras abría más mis piernas para el, con tal de que pudiera acercarse
-¿Te duele? Creí que el dolor te gustaba, ¿será que te has ablandado? - era evidente su tono burlon, me veía como su hubiera dicho alguna tontería
-oh vamos, ¿seguiras presumiendome tu cuerpo o harás el siguiente paso? Digo, no es como si tuviéramos toda la noche - le provoque moviendo mi cadera contra el haciendo que ambos sexos rozaran sacandonos unos leves suspiros
-Si que eres muy impertinente, no sabes en lo que te estás metiendo, ¿verdad? Solo recuerda que llevo tantos años sin verte, sin poder tocarte, ten en cuenta que no seré amable - me volvió hablar en ese tono tan serio que me encantaba, solo que poco a poco se fue acercando a mi rostro, creo que quería ver la reacción que podría poner
El ambiente era perfecto, todo era perfecto. No había nada de lo que preocuparme.
Al menos eso creía hasta que algo interrumpió ese bello momento y eso fue la mano de Ryomen sosteniendo con brusquedad mi cuello, eso obviamente me tomo por sorpresa, creí que esto era algún tipo de juego sexual pero pronto ese pensamiento desapareció al sentir como aplicaba más fuerza y comenzaba a faltarme el aire.
-¡¿Que... de-demonios ha...?! - hablaba difícilmente mientras trataba de mover mi cuerpo
-¿Creíste que no me daría cuenta de tu pequeña aventura con el imbécil de Gojo Satoru? Si es así, me temo que eres una ignorante - en verdad sonaba muy molesto, ¡¿como diablos se había enterado?! -¿En verdad fue muy bueno? ¿Te sentías bien mientras que te la metía y gritabas como gata en celo? Dime como estuvo, ¿pudo llegar a lo más profundo de tu interior?
-E-Eso no-- - Trataba de hablar lo mejor que podía pero me era imposible sentía que me estaba desmayando pero antes de perder la conciencia recordé, un momento, el está aquí gracias a mi, no soy como antes que el podía hacer de mi lo que quisiera si bien lo disfrutaba pero esta situación era distinta, completamente distinta, si era mi amante y tal vez haya hecho mucho por mi en su momento pero esto no le daba el derecho a tratar de matarme, creo que él saber que estaba muriendo me dio el empuje que debía, y este se presentó de golpe logrando levantarme aún con su peso y darle un fuerte golpe en su nariz con mi frente, el golpe fue lo suficientemente brusco que logre quitarlo de encima. -Gran mierda parlante, tu-tu problema es que hablas mucho... Ryomen...
Cuando logre levantarme de la cama todo me pareció extraño, es decir, la estatura era rara y fue entonces que mire mi cuerpo y sentí mi corazón salirse por mi boca, mi estatura era normal y mi otro par de brazos desaparecieron, era yo de nuevo. Solo salió un "mierda" de mi boca. Ryomen estaba en el suelo furioso, podría verlo en su cara. Cuando el se levantó yo instintivamente di un paso hacia atrás, claro que esto provoco que riera, estaba demente. Cuando quede contra la pared no había más escapatoria, quería huir pero el me alcanzaría, estaba tan cerca de Ryomen que podía escuchar sus palpitaciones y como su respiración era pesada.
Era mi fin, lo que estaba sintiendo era miedo, un miedo puro, el sabía lo que habia hecho y eso era aterrador pero aun así decidí hablar, debía hacerlo, no se lo dejaría fácil
-¿y qué hay de ti? ¿Te molestas conmigo por hacerlo una vez pero no por lo que tú hacías? ¡Eres un hipócrita! Al menos di que fue una sola vez pero ¿sabes qué? puede que lo haga de nuevo ¡Y GUSTOSA! -creo que mi confesión no le gusto para nada porque no hubo más que silencio, él no hablaba y no emitía ningún ruido, en la habitación solo se podía escuchar mi cuerpo moverse desesperado.
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Reina De Las Maldiciones |Jujutsu Kaisen|
FanfictionSe sabía de la existencia de 20 dedos pertenecientes al Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna. Pero en antiguas leyendas, Sukuna compartía su trono con otro espíritu maldito. Y si bien su relación no era del todo buena, se toleraban y hasta cierto p...