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Lydia

Luego de que la reunión terminara y cada quien se fuera a su respectivo cuarto a dormir, yo no conseguía pegar un ojo. Me preocupaba como los híbridos nos superan en número, pero sobretodo me preocupaba como no teníamos idea de quién podría estar detrás de todo esto.

En algún momento conseguí quedarme dormida pero me termino despertando William, ya que el cachorro queria correr un rato y no pude negarme a sus suplicantes ojos.

-Will, será un par de kilómetros y luego regresamos, ¿entendido? Estos tiempos son muy peligrosos.

-Lo que tu digas Lydia- Me contestó. Tuve la sensación de que no me había prestado mucha atención.

Al cabo de unos minutos ambos nos encontrábamos corriendo por el bosque a grandes velocidades, intentando ver quién de nosotros era más veloz.

Correr me ayudaba a dejar de preocuparme, hacía que mi mente quedara vacía permitiendo así sentirme libre, era solo una loba que corría por el bosque, y era feliz.

-William, es momento de regresar. Estamos muy lejos-Le comunique a través del "enlace de licántropos".

-Solo si logras atraparme.

-Sabes que puedo hacerlo, ya lo hice tres veces hoy-Conteste segura.

-Entonces te será fácil.-Me respondió y salió corriendo.

No tarde mucho en perseguir al niño, podia notar su pelaje negro ante mi. Me preparé para saltarle encima y así detener la carrera pero antes de siquiera poder intentarlo, Will comenzó a aumentar su velocidad, logrando dejarme atrás.

-Mierda.

-"Es un niño listo, supo guardar su energía y engañarte"-Me habló burlonamente Atenea.

-"Callate"-Le respondí con un sonoro gruñido y segui corriendo.

Intenté un par de veces correr más rápido pero estaba cansada, y esto hizo que el futuro Alfa me dejara muy, muy atrás.

-"Mueve esas patas con ganas Lydia".

-"¿No te dije que te callaras?"-Le respondí molesta.

-"Estamos en terreno peligroso... Hemos entrado a los límites del territorio de la manada Luna Escarlata"-Esa oración logró que todo mi pelaje se encrespara.

Comencé a buscar con desesperación el aroma de William, éramos lobos muertos si nos atrapaban aquí. Comenzaba a impacientarme por no encontrar al niño hasta que lo hice, y no me gustó nada lo que vi.

Un lobo café oscuro le gruñía amenazadoramente al cachorro, era mucho más grande que yo y sus ojos rojos significan sólo una cosa, y eso eran problemas.

-Deja al niño en paz, Samuel.-Advertí con un gruñido mientras me interponia entre ambos lobos.

-Hola Lydia, tanto tiempo, aunque sigues igual de defectuosa que la última vez.-Me contesto intentando hacerme sentir inferior como otras tantas veces.

Gruñí de nuevo, lo detestaba. Atenea queria que sacar a la luz nuestra parte sigma pero yo no queria, no aún.

-William vete-Ordene.

El niño se disponía a seguir mi orden pero dos gruñidos más lo hicieron detenerse, dos lobos grises aparecieron y nos rodearon.

-Deja al niño en paz-Le gruñí molesta- Si quieres pelear hazlo conmigo.

-Oh, eso lo haré encantado pero el mocoso es un intruso en mi territorio y debe de ser tratado como tal.

Observe al pequeño alfa, se notaba muy asustado ademas tenia el rabo entre las patas, y sabía que en cualquier momento comenzaría a llorar del miedo.

Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora