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Lydia

Mire mis nudillos ensangrentados, y luego la corteza destruida del árbol frente a mis ojos, había descargado mi furia contra el. Cuatro meses y medio sin rastros de esas bestias, no había ataques ni desapariciones, salvo por el cuerpo de Theodore que seguía sin aparecer.

Olfatee a Jeremy cerca, el lobo blanco tenía mejor trato conmigo, no éramos amigos pero a él no le parecían tan salvajes mis formas de entrenamiento, si con eso lograba aliviar mi ira interior para el beta estaba bien.

-Mas te vale que no te vea ningún hada, o tus garras se volverán corteza.

-Muy chistoso copito.

Este me gruño en respuesta, lo que me hizo sonreír, tiene muy poco sentido del humor. Volví la vista a mis manos, las cuales ya estaban cicatrizando, y suspire.

-Hace unos diez años, cuando mis padres fueron asesinados, mi forma de desquitarme era en un principio golpeando prisioneros, hasta que las Sigmas dijeron que ya estaba sobrepasando el límite entre lo "moralmente correcto" y me estaba convirtiendo en una bestia hecha y derecha.

-Que aburridas-Murmure, a lo que Jeremy volteo a mirarme.

-Tenian razón, ahora que lo veo desde la distancia no me reconozco. Por una parte entiendo a ese lobezno furioso con todo el mundo, pero sobre todo con sí mismo, por sentirse inutil por no poder haber hecho nada para salvarlos y a la vez pienso que esa no era la solución a mi ira y que tampoco era mi culpa lo que pasó.

-Oh Jeremy, no me digas que tu tambien ya vas a empezar con los discursos de mierda-Dije molesta.

-Lydia la muerte de Theo no fue tu culpa, nadie es responsable de su muerte más que esas cosas. Deja de hacerte daño.

Me levanté molesta del suelo, y comencé a caminar de regreso a la cabaña, el beta me gritó que regresara, pero lo ignore. Ser una sigma tenía sus ventajas.

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Mire la puerta de madera gastada frente a mis ojos, y me replantee seriamente si deseaba entrar, con cada dia que pasa mas deseo alejarme de todos, podía escuchar claramente la voz de Jessie y Lionel, haciendo chistes, olía perfectamente su felicidad, mientras sentía un agujero donde debía de estar mi corazón.

La puerta se abrió de golpe y detrás de esta apareció Joseph, quien me miró a los ojos. Yo los cerre en un vano intento de que no leyera mi mente, pero así no es como funcionaba su don.

-Ya te he dicho que tienes una mente ruidosa, y que me cuesta horrores no escuchar lo que pasa por ella...Jeremy tiene razón Lydia...

-Joseph, por favor, no sigas tú tampoco con eso. Por favor.

Abrí los ojos unos segundos después de eso para verlo, tenía los labios fruncidos, claramente queria hacerme entender lo mismo que todos, pero tampoco queria llevarme la contra, él siempre buscaba complacerme hasta con el acto más mínimo. No me eran ajenos sus sentimientos por mi, pero yo no podía verlo de esa forma, y Joseph lo sabía y aun así no perdía la fe de que algún día le correspondería.

-Jessie quiere hablar contigo... y no es de eso que estás pensando-Levante una ceja desconfiando de su palabra.

Entre a la cabaña y me encontré con Lio siendo peinado por la Sigma, no se veía muy disgustado, es más, al parecer le encantaba que le tocaran el cabello.

-Siempre quise un hermana o hermano mayor que me dejara tocarle el pelo, y como tu no me dejas, me robe al tuyo.-Me comentó la castaña, que me hizo sonreír ligeramente.

-El chupasangre dijo que querías hablar conmigo, ven, vamos a dar una vuelta.

-No hace falta los demás ya lo sabemos, solo faltas tu.-Acotó Lionel.

Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora