39

16 1 1
                                    

Theo

Observe sus dulces ojos marrones contemplarme con duda, no era para menos, acababa de comportarme como un desquiciado, y no es que trate de justificarme pero a diferencia del día anterior, cuando había perdido el control, hoy sentía que había algo raro, como si una vibra extraña inundara el ambiente, la misma que estaba presente en la reunión de ayer, antes del verdadero caos.

一Theo, tu fuiste mi faro pero ahora yo soy mi propia luz; sé que suena horrible pero después de que estuvieras desaparecido tuve que pensar así ya que mi autocontrol se estaba yendo al carajo. No digo que este mal que yo sea tu faro, pero...一Comenzó a hablar Lydd pero se trabo casi al instante.

Gracias a la unión de compañeros pude percibir que ella estaba tratando de no sonar hiriente, sus palabras le dolieron más a Osmon que a mí. Acomode uno de sus cabellos detrás de su oreja izquierda, y le regale una media sonrisa, aunque no supe cómo sentirme al captar una pequeña parte de sus pensamientos sobre la "extraña mezcla de belleza asesina", ya que recién en ese momento repare en la sangre que había tanto en mi cara como cabello.

一Entiendo lo que dices Lydd, y voy a intentarlo todo para poder controlarme, y actuar como un ser digno de estar a tu lado para siempre.

Quise dedicarle una sonrisa pero rápidamente noté que había algo malo con Lydia, pude percibir el miedo en ella, la forma en la que sus ojos se tornaron turbios y por la forma en la comenzó a temblar, no pude evitar preocuparme.

一Lydia ¡Lydia! ¿Me escuchas?

一Suéltame, me haces daño Theo一Mi hermosa castaña lloraba producto del dolor que le estaba causando, a mi parecer, algo invisible que se hacía pasar por mi, porque yo no la estaba tocando.

Lydia llevó sus manos a su cabeza y comenzó a apretarla, por lo que rápidamente hice todo lo posible para evitar que se hiciera algún daño, hasta esos segundos lo único que había llegado a hacerse era arrancarse algunos mechones de cabello.

一Lydia, por favor, reacciona 一 Le suplique. Me encontraba haciendo la fuerza justa para detener sus manos sin llegar a quebrarle ningún hueso, ella solo lloraba y me suplicaba que le dejara de hacer daño.

一 Theo, por favor, basta, me duele.一Escucharla hablar así me estaba estrujando el alma, queria soltarla pero de hacerlo sería peor.

一Atenea, ayudala-Llame a su loba para que hiciera algo, pero fue un terrible horror, ya que está también parecía estar bajo la influencia de este individuo.

Los turbios ojos de Lydia ahora demostraban la presencia de Atenea, quien detuvo los intentos de mi compañera de provocarse algún daño pero en su lugar había sacado las garras, y me proporcionó una patada en el pecho que me quitó el aire.

一No permitiré que le causes más daño一Me amenazó la loba con su voz salvaje y gutural, para luego intentar atacarme, la esquive casi sin problemas.

¿Qué demonios estaba pasando? Mi Lydia estaba fuera de sí, controlada por algún extraño y si no actuaba de manera astuta y rápida, algo malo podría sucederle. Antes que nada tenía que alejarla de la casa, aunque las ganas de pedir un poco de ayuda me resultaban tentadoras tenía miedo de que nadie me creyera con respecto a lo que estaba sucediendo.

Me detuve de manera abrupta cuando me percate de que estaba llegando al departamento, precisamente a la zona donde Will había intentado convertirme. Ese día tenía más dudas que certezas con respecto a la mordida pero de alguna forma una voz me había convencido con respecto a lo de la transformación pero, lo que más recuerdo de ese momento era el miedo que me había invadido, ahora casi se sentía ajeno como si no fuera posible que me diera miedo ser transformado, ahora prefería ese tipo de transformación antes de la que realmente tuve.

Sentí el peso de Lydia contra mi cuerpo, mi espalda chocó contra el suelo de manera abrupta y dolorosa, y mi respiración se aceleró al ver como intentaba arañarme la cara y de puro reflejo pude detenerla al formar una cruz protectora con mis brazos. La adrenalina comenzaba a hacer efecto en mi organismo, debía quitarme a la loba de encima y encontrar la forma de hacerla reaccionar, por lo que no se me ocurrió nada mejor que darle un cabezazo para ganar un poco de tiempo.

El ruido de su nariz rompiéndose contra mi cabeza provocó que se me crespara la piel y la culpa me invadiera, no queria lastimarla. Aproveche su aturdimiento y me dispuse a correr; mientras intentaba pensar como ayudar a mi chica, la respuesta me llegó tan de pronto que frené mis pasos de manera abrupta. Gire mi cuerpo y me puse en posición de pelea, cuando Lydia me alcanzó, y vio mi postura, decidió imitarme y rapidamente se abalanzo sobre mi pero, fui más rápido, y utilizando uno de los movimientos que me enseñó Jeremy para defenderme, junto a mis nuevas super habilidades, logre inmovilizarla.

一Se que no es lo mejor y que te va a doler pero esto te va a ayudar, lo juro y lo siento一Lydia me gruñía y luchaba por liberarse, el odio en sus ojos me partía el corazón.

Expuse su cuello y en un rápido movimiento, clavé mis dientes en ella provocando un terrible grito de dolor por parte de Lydia, y luego cayó inerte en mis brazos.

Lo había hecho. La había marcado y lejos de sentirme aliviado por estarla ayudando, me sentía sucio. El marcarla sin saber si así ella lo quería, en el medio del bosque, con su nariz quebrada por mi culpa y ambos ensangrentados; se veía y sentía muy lejos de lo que Matt me había explicado sobre la unión de Mates.

Lejos de ser un momento de caricias e intimidad, era una lucha contra quien la tenía presa en una ilusión y mi deseo de traerla de regreso ¿y si no funcionaba? Tenía que hacerlo, Lydia había logrado liberar mi mente de esa horrible ilusión al marcarme, yo debería poder lograr lo mismo. La Diosa Luna, que tan brillante me observaba esa noche, no iba a permitir que perdiera a mi loba ¿o sí lo haría?

一Por favor, por favor, por favor一 No estaba seguro de si le pedía a la Diosa o a la loba, pero con cada segundo que pasaba más me desesperaba.

Acaricie su rostro con delicadeza, mi mano temblaba del miedo que invadía mi ser, preferí no amenazar a la Diosa que me observaba desde su brillante y celestial trono, no queria que esto terminara aun peor.

Mis sentidos captaron una presencia, se encontraba alejada de nuestra ubicación pero no dejaría, nunca más, sola a Lydia y mucho menos en el estado que se encontraba aunque tampoco podiamos quedarnos en este claro del bosque, con tantos blancos abiertos. La fugaz idea de llevarla a la cabaña dónde estuve oculto pasó por mi mente pero la descarté rápidamente porque sabía que mi lobita no sé sentiría cómodo con ello, porque yo no lo estaría si fuera al revés.

El estómago se me revolvió, cuando comprendí cual era mi única solución.

La puerta se abrió antes de que pudiera golpearla, dos seres se encontraban detrás de esta, podía observarlos con sus pijamas -o mejor dicho, la falta de estos- me sentí un poco mal por interrumpirlos aunque me abrí paso entre ellos, sin detenerme a preguntar si podía hacerlo, porque mi compañera era más importante.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora