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Lydia

Cuando Joseph dijo casa, yo me imagine eso de forma tal cual, hasta imagine un jardín con unas cuantas flores un poco marchitas, y que se encontraran así para darle un aspecto un poco tétrico y que nadie pudiera encontrar encantador, salvo él.

En su lugar me llevé la sorpresa -y no solo yo por lo que observe- de que era prácticamente una mansión de ladrillo visto y con un poco de musgo, la cual debía de tener sus años de antigüedad -como Joseph- que además emanaba aires de superioridad.

-Con qué casa…-Dije por lo bajo.-Eso no es una casa, es una mansión, niño rico.
-Bueno, teniendo en cuenta donde viví cuando era niño, esta es una casa bastante pequeña-Dijo como si nada.

Mis dos hermanos lo miraban esperando que dijera que era un chiste, pero sabía que no lo era.

-Síganme, les voy a mostrar donde queda cada cosa y su habitación.

Hicimos lo que dijo, pero al poner un pie dentro del lugar unas siete personas nos rodearon, todas con la piel de un tono blanco azulado y de apariencia enferma, estaba por sacar mis garras pero el vampiro me detuvo.

-Amo Donato, es un gusto verlo de nuevo-Dijo el mayor de las personas presentes, debía de tener 60 años como mucho.-Lo esperabamos ansioso-Dijo para luego relamerse los labios.

Eso hizo que los vellos de mi nuca se erizaran un poco, ya que no me dio una buena vibra.

-Amo, ha traído invitados-Dijo una mujer, tenía una mirada expectante sobre nosotros, como si esperara el momento justo para saltarnos encima.
-Creo haberles dejado en claro que no podían beber de las reservas de sangre-Joseph se escuchaba molesto, además sus ojos se habian oscurecido.
-Pero teníamos hambre señor-Dijo de nuevo la mujer.
-Pues se hubieran preparado una maldita hamburguesa, no son vampiros, son Vampurs, que no se les olvide.

Las siete personas hicieron una especie de reverencia y comenzaron a pedir perdón por sus actos pero a su amo no parecía moverle ni un pelo las lágrimas de estos.

-Por cierto, tocan a uno de mis invitados y los destripare vivos… a no ser que quieran que siga los pasos de Vladimir Tepes.-Todos ellos asintieron con demasiada efusividad, y luego se fueron por orden de su amo.

Joseph aprovecho nuestro silencio y nos mostro los sitios mas importantes como la biblioteca, el comedor y la sala de estar, además de los baños y también nos llevó a nuestros respectivos dormitorios, los cuales quedaban en el mismo piso que el suyo.
Nos dijo que si necesitábamos algo que no lo llamáramos, ya que él iba tomar una ducha y nos vería en la sala de estar y que lo molestaramos recien ahi.

Yo entre a mi habitación y lo primero que hice fue abrir las ventanas, porque no me gustaba la oscuridad que emanaba el lugar, me puse a sacudir almohadones y limpiar los espejos, queria cambiar las sabanas debido a que olían a muerto y se me hacia asqueroso pero no había otro par.  En el armario había unos cuantos vestidos comidos por las polillas, ya estaba empezando a hartarme la mugre de la habitación, y la gota que colmó el vaso fue que un murciélago volara sobre mi cabeza, odiaba esos bichos. 

Sabía que tal vez no debería de haber tocado nada, y que debería de haberme ido a la habitacion de Lionel o Jessie pero no podía, la casa y sus habitantes me transmitían una vibra demasiado oscura que me ponía muy nerviosa, e impedía que me quedara quieta.

Las paredes eran gruesas, por lo que los ruidos eran amortiguados un poco pero no lo suficiente como para acallar los gruñidos provenientes de la habitacion de Joseph Donato. Mi parte no sensata ni racional, es decir, la estupida me pedía a gritos que fuera a ver qué era eso, y así matar el aburrimiento pero decidí no hacerle caso, no queria encontrarme nada raro.

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Estábamos todos en la sala de estar, y no parecía ser la única incómoda, porque tanto Jessie como Lionel se notaban tensos y listos para atacar; el vampiro en cambio, se notaba cansado y molesto.

-¿Algo que quieran pedirme? Me duele demasiado la cabeza como para escuchar sus pensamientos.-Se quejo.
-Limpieza-Pidio Jessie-Las habitaciones están demasiado sucias, pareciera que no las limpian en siglos.
-Sábanas, y que saquen a tus primos lejanos de mi cuarto… un desodorante de ambiente no estaría mal, para sacar el mal olor.
-Un baño funcional. Intenté ir al mío, y parecía que un troll acababa de usarlo-Pidió Lionel.

El dueño de casa, se refregó el rostro con la mano y bebió de su copa con sangre. Inconscientemente arrugue la nariz. El llamó a uno de sus sirvientes y le indicó lo que debía de hacer, este rápidamente le hizo caso y se retiró del lugar.

-¿Algo más?-Pregunto algo fastidiado. Negamos-Bien, porque quiero estar solo.

Mis hermanos se fueron de la sala de estar, y me observaron desde la puerta esperando que los siguiera, pero les indique que se adelantaran.

-¿Sabes el significado de estar solo? Eres una gran compañía, que en este momento no quiero.
Ignore el ácido impregnado en esa oración, y lo observe, esperando que sus ojos chocaran con los míos.

-Lydia no seas molesta…-Comenzó la oración y me dirigió una mirada con molestia.
-¿Qué son Vampurs?-Pregunte-¿Quién es ese tal Tepes?

El se rio un poco -algo que me esperaba- y se acomodo mejor en el sillón.

-Hay veces en las que creo que eres más ignorante que un humano promedio... si te lo explico, me vas a quedar debiendo un favor, ya que tranquilamente podrías buscarlo en la biblioteca.
-No me gusta leer, y lo sabes.-Le respondí.
-Inculta-Gruño-¿Tenemos un trato?-Asenti.

Joseph crujió los dedos de sus manos, y luego hizo lo mismo con su cuello, yo lo esperé paciente.

-Vladimir Tepes, es mi tío abuelo ¿segundo? creo, es vampiro y fue uno de los más conocidos en todo el mundo y hasta el día de hoy sigue dando de qué hablar…
-Si es tan famoso ¿porque no lo conozco?
-No interrumpas… se lo conoce como el Conde empalador o como el Conde Drácula. Murió hace diez años, era un tío muy bueno y atento, un poco sádico tal vez pero se debía a la época.

Me sentí estupida por no saber el verdadero nombre de Drácula, y sinceramente no me sorprendió que fueran familia después de todo.

-Los vampurs, son humanos que han probado sangre vampírica que no han terminado el proceso de transformación, pero creen ser vampiros y se “alimentan de sangre” esto hace que dejen de ser tan racionales y tienden a ser más agresivos.
-Por eso estabas tan enojado…
-Exacto, cada cierto tiempo, les doy un poco de mi sangre para que sigan viviendo, son muy buenos sirvientes y no quiero perderlos pero últimamente no están actuando bien, y creo que se debe a tanto consumo de mi sangre.
-¿Es como una droga?
-Para los humanos si, además los mejora un poco físicamente ¿y quien no quiere eso?

Me quedé en silencio pensando. Si ellos son humanos, no pueden saber que somos licántropos por ende, si tratan de atacarnos se llevarían una buena sorpresa y probablemente terminarían muy heridos o muertos, lo que me hace creer que Joseph tiene cierto cariño por ellos y tratará de evitarlo a toda costa. 

El vampiro me miró a los ojos, y supe que había escuchado mis pensamientos, pero no diría eso en voz alta, ya que alguno de los sirvientes podría escucharlo, y él es demasiado orgulloso como para admitirlo, y además no quiere que los demás sepan que tiene un corazón latiente en ese pecho congelado.
-Mi corazón no late Lydia, no pienses cosas tan buenas de mi-Me dijo él, acarició mi cabeza y luego se fue de ahi. Yo fui a buscar a mis hermanos.

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Hola! Nuevo capítulo para ustedes :)

Espero que les gustara

Besos!!


Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora