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Lydia

Lionel la envolvió en sus brazos y comenzó a llorar a moco tendido, a la par que Jessie, yo sonreí y suspire, una pequeña siesta no me vendría mal.

-Muy bien, ahora tu mate-Me dijo la desconocida.

-¿Qué?¿ No hiciste que Beth lo despertara mientras yo estaba ocupada?-Le pregunte un tanto molesta.

-No, porque como su mate te iba a resultar más fácil hacerlo reaccionar, además la loba está muy débil como para hacer algo así.

Me levante y me senté al lado de mi delirante Theodore, coloque mis dedos anulares donde correspondía, y espere a que la mujer colocara los del lobo de la misma forma.

-Esta vez no es así, para despertarlo tienes que marcarlo.

Sentí muchas cosas, confusión, nauseas, vergüenza y calor, mire a los presentes que apartaron el rostro, menos la mujer de la capa azul.

-No puedo hacerlo, esta inconsciente, eso está mal... Además es algo intimo-Murmure lo último.

-Los licántropos han decidido que sea algo privado, pero es solo una mordida que va a hacerlo despertar ¿o quieres que muera?

-No...-Respondí bajito.

-Entonces hazlo. Todos fuera-Ordeno.

Lio cargo a Jessie fuera de la habitación, y Matt dejo un paquetito sobre la cama, lo que provoco que mi cara se pusiera aún más roja. Iba a golpearlo cunado se me diera la oportunidad.

Me lamí los labios, los cuales estaban muy secos, me sentía fatal, no solo por lo que tenía que hacerle- sin su consentimiento- sino por lo que había estado dentro de la mente de mi hermana por ¿horas?

-Theo espero que me escuches, mira, yo no quería hacer esto hasta que no fuera el momento correcto, pero es lo único que puede salvarte y no puede perderte de nuevo ¿sí? Perdóname por favor.

Con eso dicho, me acerque despacio hasta su cuello, precisamente hasta esa zona especial donde clave mis colmillos. Si bien lo que experimenté al morderlo era algo indescriptible, sentí como si una parte de mi espíritu pasara a ser suyo, la cabeza me daba vueltas, todo se tornó ligeramente borroso, y escuche mucho ruido, que lentamente comenzaba a calmarse. No es real, se repetía constantemente, mareándome un poco más, y creo que se debía a que era mi voz y no la suya.

Cuando mis ojos lograron ver bien de nuevo me topé con dos ojos de color dorado observándome muy fijo, y luego que alguien me tomaba de los hombros y me ponía sobre el colchón.

-Theo... despertaste-Dije por lo bajo, completamente sonrojada. Él estaba a horcajadas sobre mí, con las pupilas muy dilatadas.

No dijo nada, solo observo mi rostro y me beso, sabía que era el impulso de la mordida, que todo esto era producido por la marca pero me sentía en una nube, lleve mis manos a su nuca y enrede mis dedos en su pelo, el cual estaba transpirado –como casi todo él- pero no me importo. Mi mano se deslizo por toda su espalda, mientras que la de él recorría mi cintura y cadera, para después apretar un poco mi trasero.

-Theo...-Murmure- No me siento bien-Le comente, mis manos dejaron de acariciarlo, y mis ojos ya no lo enfocaban bien.

-¿Lydia? Lydia...-Su mano ¿derecha? apretó mis mejillas intentando obligarme a verlo pero no funciono.

Unos puntitos negros comenzaron a aparecer, ocaultando a Theodore de mi, y lo supe, me iba a desmayar.

-Perdón por lo que hice, era la única forma...

-Lo sé, te escuche-Me respondió con una pequeña sonrisa, porque de alguna forma él también sabía que iba a desmayarme.

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Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora