2

38 6 0
                                    

Jade

Negué con mi cabeza, y fui por mi rociador de agua, iba a matar a esa cabeza de chorlito. Estaba en el medio del bosque, en una cabaña que si la mirabas un poco feo se caía a pedazos, e infestada de bichos para que el señor se la pasara corriendo y descargando energías pero el se la pasa durmiendo en una hamaca.

-¿Qué demonios te pasa?-Me gruñó mostrando sus brillantes ojos dorados.

-Pasa que estoy en medio de la nada sin comodidades, cuando podría vivir en mi departamento tranquila y feliz pero no lo hago por ti y tu te la pasas durmiendo más que ese gato salvaje al que le das de comer.

Exprese completamente furiosa, y volví a rociarlo.

-Oh, Splinter es un buen chico, deberías darle una oportunidad.-Dijo y ahi me percaté que la bola de pelos dormía sobre su regazo.

-Sigo sin poder creer que le pusieras ese nombre.

-Le queda bien, tiene cara de saber muchas artes marciales.

-Si hubieras tenido la decencia humana de, primero darle un baño verías que no se parece en nada a esa fea rata y segundo, si le hubieras prestado un poco más de atención sabrías que ella sabe de artes marciales.

Él tomó al felino entre sus manos y la miró fijamente a los ojos, como si eso pudiera decirle que era una chica.

-Dale un baño, y ponte a entrenar.

-¿Y porque debería de hacerte caso? Soy mayor que tú, tengo poderes y tú no, tal vez deberías de bañarla y escogerle un nombre más apropiado.

Lo mire completamente seria, y procedi a rociarlo de nuevo.

-Deja de hacer eso.-Volvió a gruñir, pero lo ignore.

-Entonces, si tienes todo eso, vete y déjame en paz.-El de cabellos rubios miró hacia otro sitio- Eso pensé. No necesitas solo fuerza, necesitas también astucia. ¿De qué sirven grandes músculos si la cabeza está vacía?

-De mucho, te recuerdo que uno de esos híbridos me hizo cruzar el umbral.-Me contestó mientras se paraba.

El recuerdo de sus tripas salidas me llegó de golpe junto con las ganas de vomitar.

-Escucha con atención ¿ok? Los licántropos suelen creer que por cargar con una fuerza descomunal son invencibles, y ahi es cuando se equivocan. Ellos ejercitan sin cesar sus cuerpos para ser los más fuertes, dejando sus mentes de lado, hasta su propio orden jerárquico lo demuestra.

El lobezno miró el suelo y luego al cielo, buscando la luna tal vez, aunque iba a estar difícil a las 11 am.

-Mi hermana es una omega, y siempre ha sido una joven muy lista. En la manada me dijo cuáles serían los puntos débiles de Jeremy, Lionel y Matthew para cuando me entrenaba con ellos, y así ganarles.

Sabía quienes eran esos tres, me había contado hacía un tiempo como estaba conformada su manada, y varias veces me vi obligada a cedarlo para que no fuera en su búsqueda.

-¿Sabes qué le respondí?-Negué, no era adivina- Que yo podía hacerlo sin su ayuda, que no me tuviera lástima... Que imbecil.

-Si, pero probablemente era tu deseo de poder encajar en grupo sobrenatural siendo un humano común y corriente, con muchas probabilidades a morir-El me miro como diciendo ¿en serio?-Cosa que sucedió... de ahora en adelante vas a trabajar tanto los músculos como el ingenio, he visto unos cuantos videos de adiestramiento canino que pueden servir.

-Eres la persona más molesta que la Diosa Luna pudo poner para velar por mi seguridad.

-Mira quien lo dice.

Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora