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Lionel

Me encontraba impaciente, quería abandonar las cuatro paredes que me rodeaban e ir hasta la casa de la Familia Irwin y saber que había pasado, pero debía de seguir la orden del Alfa Rufus, quedarme en la gran casa, cuidando a su familia ya que, ese era mi deber como Beta.

-"Pero tiene a su sobrino que es un Beta, él debería de cuidar a la familia del Alfa, después de todo es también su familia"-Me comentó como quien no quiere la cosa "mi lobo", Apolo.

Apreté con fuerza mi mandíbula e ignore su comentario, no me gustaba hablar con él. Concentré mi atención en otra cosa, como por ejemplo, en intentar identificar los distintos sonidos de la casa. Escuchaba el ruido que hacía Linda con la licuadora, a Bella casi llorando y a Will jugando con una pelota de tenis, la cual hacía rebotar contra una pared.

-"En lugar de escuchar lo que hacen las demás personas, podrías escucharme a mí. Soy tu lobo"-Habló de nuevo Apolo.

-"Prefiero quedarme sordo antes que escucharte"-Conteste de mala forma. No lo soportaba.

Hacía años que intentaba encontrar la forma de desligarme de Apolo, sin sufrir algún problema que terminara en mi muerte pero eso era imposible, no podíamos existir sin el otro, éramos uno, cosa que odiaba. Tenía claro el día en el que nuestra relación se había roto, él me culpaba a mí y yo lo culpaba a él. No me interesaba hacer las paces con el lobo que habita en mí, ya que en mi cabeza, es solo la forma que adquiero cuando cambio de forma, no es mi consejero ni mi amigo, es la nada misma, una molesta voz que habita en la oscuridad de mi mente.

-"Que conste que tú lo pediste"-Me respondió, no entendí bien a qué se refería hasta que empezó a aullar en mi cabeza.

Me vi obligado a taparme los oídos como si eso fuera a servir, era un sonido interno que ni con las explosiones más fuertes podría ser aplacado, similar a los pensamientos negativos y tristes, que siempre estaban ahí y que a pesar de hacer un sin fin de cosas para apagarlos, no podía lograrlo.

-"¡Cállate!"-Le grite molesto, siguió aullando-"¡Ser insufrible, cállate de una vez!"-Volví a gritar.

Silencio. Exhale con pesadez, ahora me dolía la cabeza por su culpa. Todo siempre tiene que ser su culpa.

El ruido de la puerta siendo abierta me hizo apartar las manos de mi cabeza y observar hacia ella. Jessie ingresó al lugar y se dirigió a su cuarto tan rápido que casi me costó verla, los demás entraron de una forma más lenta.

-¿Qué le pasa?-Pregunte-¿Qué sucedió? ¿Qué significan esas caras?

Por un segundo me sentí aterrado ante la idea de que alguien hubiera muerto, de nuevo, pero luego de no oler la muerte alrededor de ninguno de ellos -salvo por el olor natural de los vampiros- , me relajé un poco porque las caras que todos traían no me permitían hacerlo por completo.

-Es... complicado-Me dijo Lydia, quien prácticamente estaba cargando a Theodore.

Escuché como Jessie estaba vomitando, y observé muy preocupado a mi hermana.

-Ha estado todo el día así, y ellos igual-Me dijo la sigma, ahí fue cuando observe mejor a los demás.

Tanto Theo como su hermana, Beth, se veían pálidos y enfermizos, Matt acariciaba el cabello de su compañera intentando aliviar su malestar. Luka por otra parte se veía mucho mejor que en los últimos días, salvo por la expresión de culpa -olor que también desprendía- y Sara le daba la mano. Ezra, Joseph y Rufus se veían más que nada cansados como si hubieran tenido la charla más eterna y desgastante del mundo.

Mi LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora