6: Las drogas no son mi rollo

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Por fin era viernes por la noche y podía desconectar del instituto, olvidarme de madrugar al día siguiente y dedicar más tiempo a mis hobbies favoritos.

HAYDEN🤍 22:04

¿Al final te dejan ir tus padres? Tía tengo muchas ganas de que vayamos juntas.

El mensaje de Hayden interrumpió mis ansiados planes de comer helado y ver Netflix. La verdad era que ni si quiera lo había preguntado. No me apetecía ir y además mis padres estaban muy enfadados conmigo. Estaba loca si creía que me dejarían ir a la fiesta de un desconocido.

YO 22:05

No vale la pena que me esfuerce en preguntarlo, ya sé qué me dirán. Ves tú que te lo pasarás bien con Álex, yo me pondré a ver una película o algo.

Después de ese mensaje, me dejó en visto y no recibí ninguna respuesta más. Fue un gesto que no me molestó, pero me sorprendió porque no era algo que soliera hacer.

Eran ya las doce y después de verme una película ñoña que estaba en tendencias, la cual sinceramente, me pareció nefasta, decidí meterme en la cama a leer un libro. Desde hacía una semana me había intentado implementar una rutina de lectura nocturna, y casi nunca lo cumplía.

Era un jodido desastre.

Oí que mis padres se iban a dormir y como yo también estaba cansada de toda la semana decidí que ya leería al día siguiente. Por saltarme el propósito un día más, no pasaría nada.

Cuando ya estaba conciliando el sueño empecé a escuchar ruidos y me alarmé. Era imposible que a mis padres se les hubiera caído algo porque estaban durmiendo, así que pensé que seguramente el ruido provenía de los vecinos de arriba.

―¿Qué haces durmiendo? No es ni la una, madre mía. ¿Tienes ochenta años o qué? ―murmuró una voz femenina. ¿Cómo coño había entrado alguien en mi habitación? ¿Estaba soñando?

―¿Hayden eres tú? ―pregunté medio dormida.

―Claro que soy yo, ¿acaso tienes otra amiga que se arriesgue a matarse para llevarte de fiesta? Va levántate y empieza a arreglarte que nos vamos. ―Me quitó la manta de encima y empezó a desordenar mi armario―. Por cierto, siempre te digo que te asegures de cerrar bien la ventana porque algún día tendrás un susto y nunca me haces caso. La escalera de incendios está delante de tu habitación y es súper fácil colarse, así que, ya sabes para la próxima.

―Sí, sí, lo que tú digas. Ahora vete y déjame dormir. ―Me volví a tapar con la manta deseando que me hiciera caso.

―No, ahora mismo te vas a poner estos tejanos con este top tan mono y vamos a ir a divertirnos. ―Me destapó por segunda vez, provocando que soltara un gruñido, me cogió de un brazo y tiró de mí.

―Joder, ya ni dormir me dejas ―me quejé―. Como me pillen mis padres no volveré a ver la luz del día y todo será por tu culpa. ―Cogí de mala gana la ropa que me había preparado y me la puse.

―¿Están despiertos tus padres? ―preguntó bajando el tono de voz.

―No, se han ido a dormir hace un rato, pero no quiero ir a la fiesta, ¿tú has visto la cara que tengo? ―Señalé mi rostro y ella hizo una mueca de desesperación.

―Va calla, que ahora te maquillo un poco, te peino en un momento y ya verás que rápido se te quita la cara de dormida. Quedarás guapísima. Además, volveremos antes de las seis así que tus padres seguro que no te pillan.

―Joder... vale. ―Suspiré rindiéndome ante su insistencia.

Iba súper informal, me había maquillado muy poco y tenía el pelo alborotado. A pesar de que Hayden me dijo que estaba genial, no me la creí. Ella iba muy guapa con el pelo ondulado, un pintalabios marrón y un vestido ajustado azul que le resaltaba todo.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora