17: Soy como tú ángel guardián, aunque de ángel tenga poco

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Mis mejillas enrojecieron por la pregunta que acababa de soltar, y él arqueó una ceja antes de decir, ―Cuando quieres eres muy directa.

―Perdón, no pretendía ser tan brusca. Si no quieres no hace falta que respondas. ―Coloqué mis manos en mis cachetes para enfriar la zona.

―Tranquila, no pasó nada, dejando de lado un par de besos. Aunque no quiero mentirte, esa noche cuando la vi, me entraron ganas de estar con ella.

―¿Entonces? Estuviste con ella, y además al irme, tuvisteis más intimidad para estar juntos todo lo que quisierais...

―Cuando te fuiste, en lo único que pude pensar es en que había sido un capullo, te había llevado yo a la fiesta y ni si quiera había estado contigo. Me di cuenta de lo molesta que estabas conmigo cuando no me diste ni la oportunidad de acompañarte a casa, pero pasé de disculparme por mensaje. Por eso te había propuesto quedar hoy, para que fueran unas disculpas más sinceras, cara a cara, aunque pensándolo fríamente, puede que no te lo propusiera de la mejor manera. ―Me giré sorprendida y lo escuché atentamente―. Me jodió un poco que hubieras quedado con otra persona, aunque no tengo derecho a quejarme, yo al final acabé con Emma. Aun así, mira por dónde, el mundo siempre nos acaba juntando. ―Sonrió de una manera muy tierna―. Ahora que te tengo delante ya puedo decirte que lo siento mucho por lo que pasó en casa de Matt.

―No te preocupes, ya está olvidado. ―Le devolví la sonrisa y moví la mano con desdén―. Lo siento mucho por todo lo que pasó con Emma, pero es normal que aún le tengas cariño después de todo.

―¿Y qué hay de ti? ¿Has salido con alguien?

―No me gusta hablar del tema...

Empezó a vibrarme el móvil, y agradecí que la conversación se hubiera interrumpido.

―¿Sí? ―Descolgué rápidamente sin fijarme en quién era.

Katherine, son las ocho de la noche. ¿Dónde te has metido? ―Dios, se me había pasado el tiempo volando.

―Perdón mamá. Había demasiadas cosas por ver en la feria y nos hemos entretenido.

Si quieres quédate a cenar. Ya he preparado la cena y cuando vengas estará fría y la tendrás que recalentar.

―No me importa calentarla en el microondas, ahora voy para casa.

Si lo dices por lo del castigo no te preocupes, confío en ti. ―Me lo repensé unos segundos, pero decidí que no valía la pena que me pillaran.

―Mamá, iré a cenar a casa ―insistí.

―Va cariño que es viernes, disfruta por ahí con Hayden. ―Suspiré y colgó sin dejarme opción de llevarle la contraria.

¿Qué iba a hacer? ¿Dónde iba a cenar? Ni si quiera estaba con Hayden.

―¿Qué ha pasado? ―preguntó Jace confuso.

―Pues que tengo que cenar por ahí para que mi madre no sospeche de que no estoy con Hayden. Llévame a casa y por el camino paramos en algún sitio de comida rápida y cojo algo para llevar.

No llevaba mucho dinero encima así que era la mejor opción.

―Ni de coña ―soltó con el rostro endurecido.

―¿Qué dices? ¿Por qué no me quieres llevar? ―pregunté poniendo mis manos a los lados de mi cadera.

―No es eso ―respondió negando con la cabeza―. Si vamos a cenar, cenaremos bien, en un sitio que sea bueno y en el que podamos estar sentados tranquilamente.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora