7: Aquí no traigo a mis ligues

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Para que me soltara, empecé a dar patadas en el aire, pero solo sirvió para que la persona que me cargaba, se riera por mis ridículos movimientos

―¡SUÉLTAME POR FAVOR! ¡SUÉLTAME! ―grité sin parar.

Noté como me sentaba en el asiento copiloto de un coche y como seguidamente me ataba el cinturón. Tenía los ojos entrecerrados por la irritación de las lágrimas y por los efectos del alcohol así que, no pude distinguir quién era. Hasta que habló.

―¿De verdad pensabas irte sola a casa? Estás demasiado borracha, y además, el metro está cerrado.

Al principio pensaba que podía ser Matt, pero su voz y olor eran inconfundibles, era el mismísimo Jace.

―Jace, no eres mi padre, y encima me conoces de dos días. Deja de preocuparte por mí ―respondí enfurecida.

―Me da igual lo que me digas ―contestó mientras arrancaba el coche―. Te voy a llevar a un sitio para que se te baje la borrachera y luego te llevaré a casa ―giró la cabeza hacia mí―. Lo único que espero es que por el camino no me pegues, que te noto muy agresiva. ―Se le formó una ligera sonrisa.

―Te voy a denunciar por secuestro. ¡Llévame directamente a mi casa! ―alcé la voz desesperadamente. Estaba empezando a agobiarme y lo que menos me apetecía era ir a algún lugar con él.

―No digas tonterías. Ya verás, te va a encantar el sitio. ―Me dio dos golpes en el muslo y mi cuerpo se tensó por su contacto. Me jodía admitir que tenía esos efectos sobre mí, pero, no podía obviar lo evidente. Además, en ese momento llevaba una camiseta negra con unos vaqueros rotos que le quedaban demasiado bien y me costaba aún más resistirme.

Todo estaba muy oscuro debido a que eran las cuatro de la madrugada, así que, no pude apreciar bien hacia donde me llevaba. Pasados unos minutos de incomodo silencio en el coche, decidió encender la radio. A esas horas no había muy buena música, pero prefería eso a estar callados durante todo el camino.

―¿Qué música sueles escuchar? ―pregunté curiosa―. A mí me gusta el pop, pero últimamente escucho algunas canciones alternativas y de ese estilo.

―Ya decía yo que era imposible que estuvieras más de 10 minutos callada ―se rio y puse los ojos en blanco―. A mí me flipa el rock clásico, Aerosmith, The Eagles...

―Me esperaba peor gusto musical por tu parte.

―Lo dice la que escucha pop y canciones alternativas o de "ese estilo" ―soltó en tono de burla.

―¡Oye que son buenas canciones! ―Asintió poco convencido y empezó a aparcar el coche.

Miré por la ventana y vi un edificio alto que era bastante bonito. Lo que no entendía era por qué me había llevado ahí. ¿Pretendía que me colara en una propiedad privada?

―Si tu idea es que escale un rascacielos, te diré que ahora mismo, no creo estar en las mejores condiciones ―aseguré recolocándome en el asiento.

―No pretendo que lo escales boba ―se rio y yo seguí fulminándole con la mirada. No me fiaba para nada de él, pero algo en mi interior me indicaba que lo mejor sería dejarme llevar.

Nos bajamos del coche y me llevó a una puerta que estaba en la parte trasera del edificio. Curiosamente estaba abierta y daba a las escaleras internas de emergencia.

―Eres consciente de que estamos cometiendo un delito, ¿verdad? ―A pesar de que me trabase con las palabras, no estaba tan mal como para no saber que estábamos haciendo algo ilegal.

―Nunca me han pillado así que, no hay peligro. Además, es demasiado pronto, la gente normal está durmiendo ―explicó señalando el edificio, indicándome que las luces estaban apagadas.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora