29: ¿Desde cuándo tú lloras por chicos?

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Nos atendieron al cabo de media hora y dimos todos los datos que el policía nos pidió. Por desgracia no pudimos dar mucha información, pero al menos retenía en mi memoria el rostro de ese cabrón y el modelo de su coche.

Cuando salimos, el teléfono de Matt empezó a sonar, y lo cogió de inmediato. Era la enfermera, la cual nos había llamado para avisarnos de que Hayden ya había despertado.

Nos dirigimos rápidamente al coche y pusimos rumbo de nuevo hacia el hospital. Tenía demasiadas ganas de verla y de confirmar que todo estaba bien. El golpe no había sido muy fuerte, pero me daba miedo que le hubiera dado en algún lugar crítico. Eso me hubiera destrozado y nunca me hubiera perdonado por haberla citado allí.

Llegamos y nos dieron paso a la habitación donde se encontraba. Tenía el rostro pálido y cansado, y los moratones se habían oscurecido aún más.

En uno de los sillones de la sala estaba su madre durmiendo y hablamos flojo para no despertarla.

―¿Cómo te encuentras? ―pregunté acercándome a ella y cogiéndole la mano.

―Bueno, me duele bastante la espalda y la cabeza, pero podría haber sido peor. ―Me miró a los ojos― ¿Quién me ha hecho esto? No recuerdo nada. ―Sus ojos se humedecieron.

―Un imbécil de mierda ―dije con rabia―. Pagará por lo que ha hecho, acabamos de ir comisaría y estoy segura de que lo pillarán.

―Siempre me tiene que pasar algo malo... ―Miró a su alrededor―. ¿Dónde está Álex? ―dijo con voz ahogada―. Ni si quiera se ha molestado en venir a verme, ¿o no le habéis dicho nada?

―No hemos tenido tiempo de decirle nada, Kate me ha llamado rápidamente y no hemos pensado en avisar a Álex. ―Matt sacó su teléfono del bolsillo―. Ahora le mando un mensaje explicándole lo que ha ocurrido.

Se fue de la habitación y me quedé a solas con Hayden y su madre. Pobrecita, tenía la mirada triste y perdida, y sus ojos estaban fijos en los míos para que la pudiera rescatar de esa situación. Con lo del accidente no podía hacer nada, solo esperar a que cogieran a ese cabrón, pero con lo de Álex, la tenía que aconsejar de la mejor manera.

―Ahora preocúpate por descansar, Álex ya vendrá mañana que ahora es muy tarde. ―Se le volvieron a humedecer los ojos.

―Me gusta de verdad. ―Me apretó más la mano―. No quiero que me haga daño, nunca había sentido esto por ningún chico, tú lo sabes bien. Me dolería más que este accidente. ―Le limpié una lágrima que se le resbaló por la mejilla―. Le quiero.

―Hayden va, no llores. ¿Desde cuándo tú lloras y menos por chicos? Eres de las personas más fuertes que he conocido, no te hagas esto a ti misma.

En ese momento entró Matt y me interrumpió.

―No contesta, supongo que se habrá quedado frito. ―Dirigió la mirada hacia mí―. Deberíamos irnos, es bastante tarde y es mejor que dejemos a Hayden descansar.

―No la quiero dejar sola, necesito protegerla. ―Apreté más su mano.

―No te preocupes, vete a casa, mi madre cuando me despierte ya me cuidará. ―Me sonrió y asentí con la cabeza.

Salimos fuera y nos dirigimos al coche de Matt. Antes de que abriera la puerta lo detuve y se giró hacia mí. Me penetró con sus ojos azules y me miró extrañado.

―¿Qué te pasa?

―No me lleves a mi casa, por favor. Me duele muchísimo la cabeza y no quiero que mis padres me echen la bronca a estas horas. ―Me puse la mano en la frente.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora