38: La improvisada cita perfecta

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Desde la triste pérdida del señor Jones, Matt había cambiado radicalmente la actitud. El dolor le había hecho distanciarse de todos y encerrarse en si mismo. Por mi parte, había intentado ayudarlo por todos medios, pero después del entierro, dejó de hablarme por completo.

—Es mejor que no le comentes nada a nadie, me gustaría decirle yo a los demás cuando me sienta preparado —me dijo refiriéndose a Jace, Hayden y Álex.

Esa fue una de las últimas cosas que me pidió antes de perder el contacto conmigo. Me pareció una mala idea que se guardara todo para él, pero debía comprenderle y respetar su decisión. Ese tema no era cosa mía y no tenía el derecho a insistirle.

Por otro lado, Emma, a pesar de estar destrozada, había estado agradable conmigo y me había agradecido todo el apoyo que le había dado a Matt. Me había aconsejado que lo mejor que podía hacer era apartarme de él y tener paciencia. Lo que más necesitaba su hermano era tiempo para asumir la pérdida.

Después de esa tragedia, acabaron las vacaciones y volví a la rutina de ir a clase y estudiar. En realidad, me alegró volver a la tranquilidad ya que las fiestas de navidad habían sido demasiado intensas como para alargarlas más.

—El último día para enviar las solicitudes cada vez está más cerca, y solo os quedan cuatro meses para mejorar vuestra media. Es mejor que os pongáis las pilas porque luego no quiero que me vengáis llorando —comentó el profesor haciendo que mi mente volviera a activarse al mundo real.

El señor Chester, profesor de literatura, llevaba todo el curso dándonos la chapa con la nota media y con que debíamos estudiar más.

—¿Aún necesitas ayuda para los exámenes? —le pregunté a Lucas en voz baja mientras hacía ver que tomaba apuntes.

—Ya no, pero gracias igualmente Kate. —Giró un poco el cuerpo y puso su mano encima de la de Megan—. Si eso ya le pediré ayuda a ella —dijo mientras la miraba con una media sonrisa.

La relación entre ellos dos no me molestaba, la verdad era que me parecían bastante adorables, pero Lucas me había estado ignorando toda la semana y me daba miedo perder la amistad que había conseguido salvar después de su declaración.

Aun así, no me importaba que prefiriera estudiar con Megan, que aún no tenía claro si eran pareja o no, porque así tenía la oportunidad de replantearme la oferta de trabajo de Jace. Después de fin de año, nuestra relación había mejorado bastante y, además, necesitaba conseguir dinero.

Sonó el timbre, indicándome que ya había acabado esa tortura de explicación sobre Laurencia y Frondoso, y saqué el móvil de mi bolsillo para escribirle a Jace. Para mi sorpresa, al encender la pantalla vi un mensaje suyo preguntándome como me había ido la mañana e involuntariamente me apareció una sonrisa en el rostro.

—¿Te ha escrito tu novio? —preguntó Denise asomando la cabeza para ver la pantalla del teléfono. Me sonrojé de inmediato después de su pregunta y negué con la cabeza.

—No me va eso de tener novio —respondí sin más mientras hacía ver que ignoraba el mensaje de Jace—. Simplemente es un amigo, ya sabes. —Moví las cejas de arriba abajo y ella se rio.

—Es mejor así, aunque esos dos no creo que tengan en mente ser por mucho más tiempo solo amigos —dijo mirando a Lucas y Megan, los cuales se estaban dando besos fugaces entre risa y risa.

Levanté los hombros como señal de indiferencia y volví a sacar mi teléfono para responder a Jace antes de que el profesor de la siguiente hora entrara a clase.

Estoy bastante bien, pero las clases de hoy están siendo una tortura, tengo muchísimas ganas de volver a casa —le envié ese mensaje y de inmediato me acordé de su propuesta de trabajo.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora