18: ¿Prueba o verdad?

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Su mirada se quedó fija en la mía. Entreabrió los labios para responder, pero antes de decir nada cerró la boca de golpe y siguió caminando. Sin tener más remedio, le seguí los pasos y me mantuve callada durante todo el trayecto.

Cuando por fin llegamos frente a su casa, entramos un momento para que cogiera las llaves del coche. Bajó las escaleras, y antes de que alcanzara a la puerta, me interpuse en su camino impidiéndole el paso.

―Contéstame ―exigí fríamente.

―¿A qué? ―preguntó haciéndose el loco―. Va, deja de hacer tonterías, se nos va a hacer tarde.

―Sabes perfectamente a qué me refiero. ¿Incluso tú me comes con los ojos? ―repetí la pregunta que le había formulado hacía escasos minutos.

―Eso deberías saberlo tú, enana.

―¡Oye! ¿Cómo que enana? ―repliqué. Me puse de puntillas a pesar de que ni así llegaba a su altura.

―Ya me has oído. Si quieres saber quién te come con la mirada y quién no, fíjate más. Si es que llegas a sus ojos. Enana ―repitió remarcando la última palabra. Me apartó de su camino y abrió la puerta―. ¿Vienes o qué?

―Eres idiota. ―Solté mientras andaba hacia la salida.

Subimos al coche y encendió la radio, cosa que me hizo el viaje mucho más ameno después de la situación incómoda por la que acabábamos de pasar. Paró el coche en un sitio alejado de mi portal para que mis padres no me vieran salir de allí, y me despedí de él dándole dos besos en la mejilla.

―Me lo he pasado muy bien hoy ―dijo desde la ventanilla.

―Sobre todo en la pelea, ¿no? ―Bromeé.

―Sobre todo cuando estabas encima mío en la cama. ―Sonrió pícaramente antes de arrancar el coche e irse.

Me quedé con la boca abierta ante su comentario descarado y sin poder evitarlo, me enrojecí entera.

Subí a casa y para mi sorpresa, mis padres no me dijeron nada por llegar casi a media noche. Supuse que no estaban preocupados porque pensaban que estaba cenando con Hayden y no con Jace.

Fui hacía mi habitación y lo primero que hice fue poner a cargar mi móvil. Después de la llamada de mi madre, me había quedado sin batería.

Cuando salí de la ducha lista para meterme en la cama, me fijé en que mi teléfono no paraba de vibrar. Sin dudarlo ni un segundo, lo cogí, y vi todas las notificaciones que tenía. Me extrañé al momento, ya que eso no era algo que soliera sucederme.

Tenía un montón de llamadas perdidas de Matt y miles de mensajes. No entendía nada. Los mensajes eran básicamente de Hayden y de Lucas. De Hayden me lo esperaba, pero de Lucas en absoluto. Decidí llamar primero a Matt para ver lo que pasaba, y, además, también me interesaba saber si estaba bien, porque desde la pelea, no había vuelto a saber nada de él.

―¿Matt? ―pregunté desde el otro lado de la línea.

Kate, por fin me contestas, estaba preocupado por ti. ―Sonaba aliviado.

―¿Preocupado por qué? Eres tú el que ha recibido una paliza.

Tampoco ha sido para tanto, Jace no pega tan fuerte, no te preocupes. ―Pero por lo que había visto, sabía que mentía. Él sí que le había hecho daño, y bastante―. A mí me tenías preocupado porque no sabía si te habías ido sola a casa o qué. Perdón por dejarte plantada.

―No pasa nada, me he ido con Jace y luego se ha ofrecido a llevarme a casa.

Ah, te has ido con él. ―Se quedó en silencio por unos segundos lo que me dio a entender que no se lo esperaba, y sobre todo, que le molestaba―. ¿Y te ha dicho el motivo de nuestra pelea?

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora