32: Si quieres te quito las ganas

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Megan se fijó en mí y vio que los estaba mirando. No sabía que se llevaban tan bien como para quedar fuera de clase. Más bien, no sabía ni que se llevaban.

Denise me había comentado que se caían mejor, pero nunca me hubiera imaginado que a ese punto.

Se empezaron a acercar a mí y todo mi cuerpo se puso en tensión.

―¡Hola Kate! No sabía que te gustaba patinar ―dijo Megan con una gran sonrisa.

―Sí, desde pequeña. ―Desvié la mirada hacia Lucas―. ¿Cuánto hace que estáis juntos? ―pregunté levantando la ceja.

―Encantada de conoceros, me llamo Rebeca ―interrumpió mi prima dándoles dos besos en la mejilla.

Se presentaron, y pasados unos minutos, Megan me cogió del brazo y me llevó al otro lado de la pista. Ninguno de los dos había respondido a mi pregunta, así que supuse que quería hablar de eso.

―No estamos juntos ―dijo poniéndose roja―. Desde que le pasé los apuntes no hemos dejado de hablar y hoy, sorprendentemente, me ha dicho de salir. ―Sus mejillas se encendieron más―. La verdad es que estoy muy nerviosa, espero que no se note. No sé si tomarme esto como una cita, una salida de amigos, o ...

―Tranquila, seguro que va todo bien. ―Intenté calmarla.

―Pensaba que teníais algo y que te había molestado vernos juntos. ―Se colocó bien las gafas―. Ya te lo pregunté en clase, y aunque sé que me dijiste que no, aún tenía mis dudas.

―No, no, en absoluto, solo somos amigos. Me alegra que lo vuestro vaya tan bien.

Volvimos, y no me extrañó que Rebeca hubiera aprovechado para acercarse y hablar más con Lucas. Por suerte, no se le había arrimado mucho y cuando llegamos a ellos, los dos nos sonrieron y nos sacaron tema de conversación.

A la mañana, cuando lo llamé, pensé que estaba rallado conmigo, pero por cómo me miraba y me hablaba, me había dado cuenta de que estaba equivocada.

Seguramente había interrumpido su comida familiar y había colgado lo más rápido que había podido. Lo había tomado de inmaduro y realmente, era una de las personas más maduras que conocía.

La verdad era que no esperaba que le interesara Megan, sin embargo, me alegraba mucho por ella. Sabía que estaba coladita por él desde hacía tiempo y, además, formaban una pareja adorable.

―¿De qué querías hablar antes? ―me preguntó Lucas―. Perdón por estar tan antipático. ―Se pasó una mano por detrás del cuello―. Es que mis primos, me ponen de los nervios. Encima, como me descuide un momento, me destrozan la habitación.

―No te preocupes, no era nada importante. ―Moví la mano con desdén quitándole importancia al asunto.

―Deberíamos irnos ya ―dijo mi madre viniendo por detrás―. ¡Lucas, sí que estás alto! ―Se movió hacia su lado.

―Señora Hall, nos vimos hace poco. ―Sonrió ligeramente―. Pero me alegra que me vea más alto.

―Es que crecéis muy rápido. ―Puso cara de lástima―. Como iba diciendo, tenemos que volver, debo preparar la cena de esta noche.

Nos despedimos de ellos y volvimos hacia casa. Esperaba que la cena fuera muchísimo mejor que la comida, teníamos que dar los regalos y ese sí que era un momento tradicional y familiar que no quería que se estropeara.

Hacía siete años que en mi familia habíamos inventado un método para los regalos, parecido al amigo invisible. Escribíamos en papeles los nombres de cada miembro dos veces, y así a cada uno le tocaba hacer dos.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora