41: Boutiques parisinas fuera de mi presupuesto

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La cena había ido mejor de lo esperado, teniendo en cuenta que había una alta probabilidad de terminar intoxicados por la comida. Además, nuestros padres se habían llevando maravillosamente bien y lo mejor era que había conseguido que me dejaran ir a París. Aunque después de lo que me había dicho Jace, no sabía si emocionarme o asustarme.

Pasé todo el viernes de los nervios. No pude ni prestar atención a clase de la mezcla de emociones que sentía.

—Hayden, tengo que contarte algo. Vas a flipar —le dije mientras sacaba de la taquilla el sándwich de media mañana.

—¿Ya te has tirado a Jace?

—¡No! Pero tema Jace, te tengo que poner al día.

Cerré la taquilla y nos dirigimos al césped del patio.

—A mi desde que me contaste que te liaste con Matt, nada puede sorprenderme. Encima, me lo explicaste por mensaje. ¿Te crees que esa es forma de contar cotilleos a tu mejor amiga?

—Tienes razón. Todo lo que pase en París te lo contaré en persona y con todos los detalles.

—¿Perdón? Creo que ese sándwich lleva algo. ¿Le has puesto maría? —Lo cogió para inspeccionarlo.

—Devuélveme eso. —Le quité de las manos—. No voy drogada. Me voy esta tarde a París con Jace para gestionar unos temas de su empresa.

—Flipo. Estoy flipando. En serio, qué fuerte. Seguramente vais a un hotel super lujoso. Bua, como no te lo tires allí, ya es para matarte. ¡Te mato yo misma si hace falta! Tía, flipo mucho.

—Hayden, me ha quedado claro que flipas, para ya, estás hiperactiva. Parece que vayas tú drogada. ¿Qué te pasa?

—Estoy muy bien con Álex. Muy, muy bien. Creo que es el definitivo, de verdad. No puedo ser más feliz.

Eso esperaba por el bien de Álex. Hacía mucho tiempo que no la veía sonreír así, y esperaba que no la cagara como la última vez. Hayden era una chica que valía mucho, y él tenía suerte de haberla encontrado.

Al volver a casa, comí algo rápido antes de empezar a preparar la maleta. Nuestro vuelo salía a las siete y Jace vendría a recogerme en un par de horas.

Teniendo en cuenta que solo me iba dos días, decidí llevarme únicamente lo necesario para estar medianamente presentable, y un neceser. Cuando acabé de preparar todo, tan solo faltaban veinte minutos.

Mis padres estaban trabajando así que, tuve que llamarles para despedirme de ellos. Se estuvieron casi diez minutos cada uno repitiéndome que fuera con cuidado, que me abrigara para no resfriarme y que si pasaba cualquier problema que no dudara en llamarles, aunque me costara mucho dinero.

Jace me hizo una pérdida para avisarme de que ya estaba allí, y cogí la maleta y el abrigo antes de bajar a la calle.

Llegamos al aeropuerto y todo el proceso fue muy rápido. No tuvimos que hacer colas ni esperar para entrar al avión. Supuse que eran ventajas de ir en primera clase.

Cuando me senté y acomodé, el miedo empezó a recorrerme el cuerpo. Nunca había viajado en avión, y mucho menos había asimilado que mi primer vuelo iba a ser tan lejos.

Jace al instante, me esbozó una perfecta sonrisa indicando que todo saldría bien. Eso me tranquilizó, aunque por poco rato.

—Jace, esto vibra. ¡Joder, esto vibra! Estará algo mal colocado, no debería vibrar. —Miré por el pasillo y vi que todos los asientos vibraban, o a lo mejor era el avión que se estaba moviendo—. ¿Por qué damos vueltas? ¿Quieren que pote? Esto no va bien. ¡Ayuda!

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora