Me quedé unos segundos paralizada, con el corazón acelerado y las manos temblando. No sabía qué hacer, ni cómo reaccionar, nunca me había encontrado en una situación parecida. Por suerte, me vino a la mente la clase de primeros auxilios que había dado en el instituto y recordé que lo primero que debía hacer era estirarlo en el suelo para que no se alterara. Después de hacerlo, comprobé desde su pecho que su respiración funcionaba correctamente y después le alcé la camiseta para verle la herida.
El corte era grande pero no se veía profundo. Estaba situado en la parte baja del abdomen y al menos no sangraba con exageración, por lo tanto, corría menos riesgo de desmayo.
―Nunca imaginé que la primera vez que me levantaras la camiseta sería en un momento así ―dijo pasando por alto la situación en la que se encontraba―. ¿Te gusta lo que ves o qué? ―preguntó al ver que no apartaba la mirada de él. Su voz sonaba entrecortada, pero eso no le impedía seguir comportándose como un idiota.
―No hables que perderás energía, y ahora mismo, eso es lo último que queremos. Necesito que retengas la máxima posible ―se rio y yo no entendí muy bien por qué. Le acababan de apuñalar y se lo estaba tomando como si fuera el pan de cada día.
A los pocos minutos llegó la ambulancia y nos llevaron al hospital. Una vez allí, lo metieron en una sala en la cual no me dejaron entrar y me quedé en el pasillo central esperando. Estaba muy preocupada por si la herida era más grave de lo que parecía y esperaba recibir noticias de su situación pronto. Además, me sentía culpable porque le habían hecho daño por defenderme.
Intenté contener la impotencia que sentía con todas mis fuerzas para no llorar.
Se estaba haciendo tarde y aún no había recibido ninguna contestación por parte de mi padre así que, decidí llamar para decirle que me había surgido algo.
―Hola papá ―saludé cuando descolgó el teléfono.
―Kate, siento mucho no haber ido a recogerte, me habían llamado del trabajo y tenía que atender un asunto importante ―calló unos segundos―. ¿Ya has vuelto a casa?
―No, la verdad es que estoy en el hospital, pero no te preocupes, no me ha pasado nada ―aclaré antes que se alterara―. Han tenido que ingresar a un amigo porque le ha dado un ataque de ansiedad bastante grave y he decidido pasarme con Lucas después de estudiar para ver cómo estaba.
Mentí para no tener que decirle que habían apuñalado a un chico que apenas conocía enfrente de mí. Seguramente se hubiera puesto como loco por tener ese tipo de amistades y me hubiera venido a buscar de inmediato. Estaba acostumbrada a esas actitudes. Mis padres eran demasiado sobreprotectores conmigo y por eso a veces tenía que mentir para no preocuparles más de lo normal.
―De acuerdo, le diré a tu madre que pasarás la noche fuera. Espero que tu amigo mejore, mucha suerte. ―Me mandó un beso despidiéndose.
―Muchas gracias papá. ―Vi que una enfermera se acercaba a mí y colgué el teléfono.
―Tu amigo está bien. ―Solté aliviada el aire que había estado conteniendo―. Le hemos podido tratar la herida y se va a recuperar pronto. Ya puedes pasar a verle, aunque con cuidado, está dormido y será mejor que no le despiertes. Eso podría ser perjudicial para él. ―Le hice caso y entré con sigilo a la habitación donde estaba.
Tenía vendada toda la parte del abdomen, además de un refuerzo en la zona del corte. Estaba durmiendo y me acerqué para verle mejor, sobre todo la zona afectada para asegurarme de que no le había pasado nada demasiado grave.
La verdad era que se veía adorable, parecía bueno y todo con el pelo despeinado y los labios entreabiertos. Le acaricié la zona del corte lamentándome por lo que había provocado y de golpe se movió en señal de queja. Inmediatamente retrocedí sobresaltada apartando la mano y lo observé desde la distancia.
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[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estación
RomanceEsta es la reescripción de una novela ya publicada en mi perfil. Se publicará en físico vía Amazon el 16 de junio de 2022. Toda la info en mi instagram: @ausibooks Todo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que...