46: No te van los chicos inmaduros

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—Me largo de aquí —solté antes de darme la vuelta.

Su mano rodeó mi muñeca y tiró de ella hacia él. Me miró de manera penetrante con sus oscuros ojos, y una sonrisa descarada apareció en su rostro.

—Recuerda que te pillé con mi hermano en un momento un poco comprometido. No querrás que lo vaya contando por ahí... ¿o sí?

En ese momento sentí muchísima impotencia por tener que estar a sus órdenes. No sabía si valía la pena cenar con él para que mantuviera la boca cerrada o mandar todo a la mierda y que lo contara.

Al final, después de debatir internamente, decidí quedarme.

—¿Y qué ganas tú con esto? No veo la finalidad de esta estúpida cena —dije mientras me acomodaba en el asiento y me recolocaba el vestido.

—Solo con verte así vestida, ya he salido ganando. —Acarició sutilmente mi mano, que estaba encima de la mesa, y de inmediato sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo y la aparté—. En realidad, no pensaba que te ibas a arreglar tanto, no te imaginaba de ese tipo de chicas —aclaró mientras miraba la carta.

—Pensaba que ibas a ser Jace —solté en un tono amargo que él pilló al momento—. Llego a saber que la cena es contigo y vengo en pijama.

Por lo visto el comentario le hizo gracia, pero yo seguí mirándolo con cara de pocos amigos.

—La idea de verte en pijama también suena tentadora —dijo descaradamente haciendo que me ruborizara—. No te pongas roja que me voy a pensar cosas que no son. —Hizo una sonrisa de lado y yo me tapé las mejillas con las manos para calmar la calentura que me había subido.

—Deja de decirme estas cosas o me piro.

—Tranquila, estaba de broma. —Se pasó la lengua por los dientes y desvié la mirada por el gesto sensual que acababa de hacer.

¿No iba a dejar de ponerme nerviosa?

—También quería quedar porque me apetecía conocer a la novia de mi hermano. Recuerda que formalmente, soy tu cuñado —aclaró haciendo que le prestara más atención.

No era su novia, al menos de momento. Aun no teníamos nuestra relación establecida, cosa que pensaba que esa noche se iba a arreglar, pero que por desgracia no había sido así.

Decidí callármelo y no rectificarle nada. Me beneficiaba que pensara eso. A pesar de que, por lo visto, que fuera la novia de su hermano, no le impedía tirarme ficha.

—Exacto. La novia, de tu hermano —repetí lentamente remarcando cada palabra—. Así que deja de mirarme como me estás mirando. —Puse la carta en frente de mi cara para evitar el contacto visual y empecé a leer el menú.

—No te estoy mirando de ninguna manera en especial. —Con su dedo deslizó la carta hacia abajo haciendo que mis ojos quedaran fijados en los suyos—. ¿O acaso el hecho de que te mire te pone nerviosa? —Fruncí el ceño ante su estúpida pregunta y me volví a centrar en la carta.

Me estaba sacando de quicio y no habían pasado ni diez minutos. No entendía porque me había llevado a ese lugar tan bonito, donde había las mejores vistas de Chicago y donde los precios eran tan desorbitados. Pensando que a lo mejor solo quería que lo invitara a cenar, decidí pedir lo más económico de la carta, y al menos así, no me quedaría totalmente pobre.

En realidad, me sentía estúpida por pensar que Jace había preparado algo especial para mí. No era propio de él ser así de romántico. También me sentía imbécil por haberme puesto tan guapa, a pesar de que Blake también iba en traje.

Un traje que le quedaba realmente bien.

Sacudí mi cabeza para sacarme ese pensamiento y Blake me miró desconcertado. No podía pensar de esa manera. Por muy bueno que estuviera, no debía fijarme en él, no así, más sabiendo lo estúpido que era.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora