5: ¿Príncipe azul?

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Mis padres me iban a matar. No iba a volver a salir en años. Había sido una decepción de hija en toda regla.

«¿Me podían desheredar o eso no era legal?» ―pensé durante los eternos 20 minutos que tuve que andar hasta llegar a mi casa.

Subí con miedo las escaleras y cuando abrí la puerta pasó lo que ya me esperaba. Mis padres, con posado rígido y autoritario me echaron la bronca del siglo. Sus palabras me dejaron claro que no volvería a salir y que era una irresponsable por haber ido a un concierto para mayores de edad tan solo con mi mejor amiga.

―¿Dónde has estado durante toda la noche? ¿Por qué no has asistido a clase? Estábamos muy preocupados, hasta he tenido que salir antes del trabajo para comprobar si habías vuelto. ―Mis manos empezaron a temblar con nerviosismo y tuve que controlarme para no soltar ninguna tontería.

―P-pues... ―tartamudeé sin querer.

―Richard eso es lo de menos, lo importante es que ya está a salvo y que después de todo esto, va a aprender la lección ―respondió mi madre salvándome del paso.

Si se me hubiera escapado que había pasado toda la noche en casa de un chico completamente desconocido, me hubiera faltado tiempo para huir del país.

Fui a mi habitación y por fin me quité el vestido negro que sentía incómodamente pegado a mi piel. Me puse ropa cómoda para terminar un trabajo que tenía pendiente, y cuando me dispuse a coger el libro de historia, caí en que me había dejado la mochila en casa de Hayden.

La llamé para preguntarle si me la podía traer y me contestó que después de comer vendría, y que más me valía explicarle con toda clase de detalles la noche anterior.

Al final no comí nada porque tenía el estómago cerrado. Seguramente sería por la droga que había ingerido. Habría perdido el apetito, pero al menos había dejado de oír el martilleo constante de mi cabeza.

A las seis de la tarde llegó Hayden con mi mochila sana y salva. Se sentó en mi cama, y sin poder reprimirse más, empezó a contarme todo lo que había pasado cuando desaparecí en el concierto.

―Te tengo que explicar un montón de cosas. Y tú también a mí eh, que quiero saber todas las locuras que hiciste anoche ―dijo entusiasmada―. Yo me enrollé con Álex, como ya habrás supuesto, y después, me acompañó a casa. La verdad es que fue muy caballeroso y encima besaba súper bien. ¿Tú te fuiste con su amigo Matt o qué? Es que cuando os fuimos a buscar no os vimos a ninguno de los dos.

Realmente me extrañó que el amigo del Álex también se fuera al mismo tiempo que yo, pero sinceramente, no era algo que me importara después de todo lo que había hecho.

―No, no me fui con Matt, ese asqueroso me drogó y se intentó aprovechar de mí. Menos mal que iba un poco consciente y pude reaccionar apartándolo. ―Hayden me miró extrañada―. Resulta que le metió algo en la bebida antes de darme su cubata, o esa es la conclusión más lógica a la que he llegado. Aun así, ya no pienso volver a beber de vasos ajenos ―aclaré en tono firme.

Además de eso, le expliqué que Jace me encontró y que por suerte me llevó a su casa antes de que me pasara algo peor. Sin sorprenderme, Hayden se puso como loca a fantasear, como habitualmente hacía.

―Vaya cerdo ese Matt. Menos mal que tu príncipe azul te encontró y te pudo rescatar. ―Príncipe azul... en ese momento no pude parar de reírme, Jace era lo menos parecido a un príncipe azul―. ¿De qué te ríes tanto? ¡No jodas que te lo tiraste!

―No tía, no me lo tiré, no digas tonterías ―solté sin parar de reír―. Él durmió en otra habitación y yo en su cama, estábamos muy separados el uno del otro. Además, apenas le conozco, nunca lo haría con un desconocido, ya lo sabes.

[Disponible en físico] | Todo comenzó en esa estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora