El chico araña (Peter Parker y tú) [TERMINADA] ✓

Sueño: la tensión

Advertencia: en este capítulo hay sexualidad descriptiva, el tema podría incomodar un poco a las lectoras, así que más vale recordarles que la historia está señalada con contenido adulto, ¿De acuerdo? Si no les gusta leer este tipo de contenido, saltense las partes en letra itálica (o cursiva, como gusten llamarla).

||•|| Peter Parker ||•||

Había ido a buscar a _____ a su departamento, apurado porque deseaba arreglar lo más pronto posible las cosas con ella. Era mi amiga. No podía dejar que el malentendido con Liz me alejara de ella.

Llegué al edificio, subí las escaleras y de un momento a otro ya estaba frente a su puerta. Golpeé con desesperación en espera que ella me abriera y fue tan sólo unos segundos luego cuando la miré salir apresurada hasta que me miró.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó mientras fruncía el ceño y me miraba atentamente a los ojos.

Mi corazón aceleraba, no sabía si era por lo rápido que había subido las escaleras para llegar o el hecho de verla tan enfadada conmigo.

—Y-yo... —tartamudeé un poco sin saber qué decirle respecto a por qué estaba ahí.

Ella viró los ojos con fastidio.

—No puedo creerlo. le dije que no te contara nada —por su comentario supuse que se refería a mi plática con ella vestido como el hombre araña—. Ese idiota me va a escuchar.

—No, no me dijo nada. _____, no quiero perderte, ¿Comprendes? —comencé a hablar—. Sí, sé que exageré cuando hablamos esa vez y te dije que eligiría a Liz a pesar de todo. Pero lo cierto es que no puede competir contigo, _____. Tú eres mi amiga, la que ha estado ahí  todo este tiempo. Te quiero.

Ella sólo me miraba pero en ningún momento me había dicho nada, me había escuchado con atención cada palabra dicha hasta ese momento.

—No quiero que tengas que elegir, yo no quiero ser una opción —la escuché decir mientras volvía a entrar al departamento sin cerrar la puerta a lo que aproveche para entrar.

—No estoy eligiendo, _____. No eres una opción, ¿De acuerdo? —cerré la puerta detrás de mí y esta vez la tomé de la cintura haciéndola voltear a verme.

Estábamos tan cerca que podía ver sus iris en cercanía a los míos, pero no sentía su tacto por más que la notaba tocar mi cabello o mis labios, simplemente era como si mi sentido del tacto no existiera.

—Yo jamás he tenido que elegir, Peter —musitó cerca de mis labios—. Si tuviera a alguien más, yo te seguiría mirando sólo a ti.

La besé con necesidad, estaba desesperado por no sentir sus labios, por no poder disfrutar de esa sensación de tenerla tan cerca de mí. Nos conducimos a su sofá, ella quedó encima mío y como pude la deshice de su camiseta, seguida de sus jeans para dejar ver su cuerpo en ropa interior y por primera vez en todo ese rato, pude sentir algo, un cosquilleo en mi entrepierna lo suficiente agradable como para que no parara de rozarme contra su intimidad.

Poco a poco comenzamos a quedar desnudos en aquella sala, mientras ella continuaba sobre mí y mis manos jugaban con sus caderas. Su mano se dirigió a mi miembro, de una estocada entró en ella y la sensación de placer y presión fue aún más grande.

En ese momento, la alarma sonó. Desperté sobresaltado, sudando frío, con la respiración agitada y la sensación de bochorno en mis mejillas.

Al igual que un pequeño gran problema ahí abajo al sentir los pantalones mojados por algo más que no era haber tomado mucha agua de noche.