Al rescate: ¿Wade, qué putas hiciste?

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||•|| ______ Stark ||•||

Luego de un rato ahí me quitaron el saco que traía en la cabeza, no me tardé en acostumbrarme a la luz en el lugar porque estaba demasiado oscuro.

Pronto noté al hombre que me quitó el saco de la cara frente a mí. Era algo alto, con poco cabello lleno de canas y una cara de un completo hijo de perra.

Como cualquier imbécil que ves luego de que te quitan un saco de la cabeza estando secuestrada.

Una sonrisa que yo sentí se veía muy macabra le iluminó con satisfacción el rostro al anciano infeliz.

—Tu padre nunca ha sido un hombre con el que se pueda negociar —escuché su voz por fin, era más horrible de lo que esperaba—, pero eso va a cambiar, porque lo que está a negociación es su bien más preciado: tú.

—Ay, por favor —no pude evitar reírme—, papá no negocia con nadie, vendrá a patearte el trasero antes que puedas voltear a ver qué te golpeó.

— ¿Lo crees así? —y el perro seguía y seguía—. Porque yo creo que no, es decir, soy padre también y... —negó con una sonrisa prepotente—, el orgullo acaba donde empieza el amor —e hice un sonido de querer vomitar.

—Ay, lo siento, ¿Abrías tu corazoncito hacia mí? —pregunté con un obvio sarcasmo—, ojalá hubiera preguntado si eras padre o no pero la verdad es que no me interesa tu vida.

Parecía estar cerca de perder la paciencia.

Pero cuando estaba aterrada me comportaba como un dolor de trasero. Mi don, mi maldición.

—Tú y yo tenemos además asuntos pendientes, como por ejemplo, la vez que golpeaste a mi hija.

— ¿A tu hija? Escucha, anciano, ni siquiera sé quién seas, ¿Cómo madres sabré quién es tu mocosa?

—La conoces bien: Liz Allan, tú hiciste que la suspendieran.

—Ya vi de donde sacó lo encantadora —dije en tono burlón, cosa que lo hizo enojar y aún así no paré—, eso fue sarcasmo, por si no lo notaste. Es un dolor de culo tu hija, bien merecidos los putazos que le metí, me tenía hasta la madre y si me la pones en frente, a tu hija —aclaré—, nuevamente la vuelvo a golpear, no me cae.

— ¿Alguna vez han preguntado si realmente eres hija de Tony? —preguntó ya fastidiado.

—No, nunca —le respondí encogiéndome de hombros.

—Pues no deberían, eres igual de molesta que él —dijo levantándose dispuesto a volver a dejarme encerrada en ese lugar.

— ¿Sabes que esto es ilegal? No es correcto secuestrar gente —fije al verlo ir del otro lado de la celda.

—Lo sé pero, dime, ¿Realmente hay un "lo correcto"? Somos animales, nos guiamos por instintos y sólo sobrevive el más fuerte, no hay un "bueno o malo" en la naturaleza, sólo un dominio del más fuerte.

—Yo sólo te dije que es ilegal, no necesitaba una explicación tan... —pensé qué decirle—, tan mamadora como esa, ¿Empezamos de filósofos? Empiezo yo, no estudié dos semestres de filosofía para nada —lo miré negar y cerrar la puerta para dar media vuelta—, ¿A dónde vas? Vamos a hablar —insistí una vez que supe que ya estaba de malas—, ¡¿Qué es el ser?!

Aguanté el reírme, la situación estaba mal y yo estaba haciéndolo exasperar. Al menos no estaba cagándome del susto y ese era un punto a mi favor.

Nuevamente seguí intentando pasar mis manos hacia al frente para tener mejor movimiento, lo logré pero pronto se empezó a sentir la tierra moverse, supusr que era un temblor hasta que una explosión se escuchó estrepitosamente. No pude moverme puesto que después del temblor comenzaron a caerse las lámparas del lugar con cachos de techo enormes.

El chico araña (Peter Parker y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora