𝑴𝒐𝒏𝒔𝒕𝒆𝒓𝒔, 𝑰𝒏𝒄. (𝑺𝒖𝒍𝒍𝒊𝒗𝒂𝒏 𝒙 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂)

Capitulo 16.

Sulley y T/n llevaron a la niña con Cheerios a su habitación. La niña los recogió y se los comió al entrar.

—Listo, aquí vas a quedarte, porque tú... —comenzó Sulley mientras hacía una pequeña cama con un periódico y Cheerios.

Entonces escucharon risitas y vieron que la niña se acomodaba en su cama.

—No. ¡No, no, esa es mi cama! La llenaras de gérmenes —Sulley protestó.

—Sulley, está bien —insistió T/n, mientras la niña se acurrucaba más en la cama.

Él solo suspiró y luego señaló—. Bien.
Mi silla es más cómoda.

Cuando empezaron a irse, la niña gritó, haciendo que se detuvieran.

—¿Qué? —T/n preguntó.

La niña habló con miedo cuando los dos monstruos vieron que estaba mirando el armario.

—No hay nada, es el armario —Sulley le dijo.

Luego, la niña sacó una imagen que hizo de dos monstruos muy familiares.

—Hey, esos son N/e y Randall —T/n dijo y luego se dio cuenta—. Son tus monstruos.

—Crees que saldrán del armario a asustarte. Oh, vaya, ¿cómo te explico? Uh, está vacío. ¿Ves? —dijo Sulley mientras abría el armario

—¡Ah! —chilló la niña de miedo y se escondió debajo de las mantas.

—No hay monstruos aquí —aseguró T/n.

Para probar ese punto, Sulley entró y miró dentro y luego se dio la vuelta.

—Ahora sí hay uno, pero no voy a asustarte. No es mi zona —aseguró Sulley mientras salía y cerraba la puerta.

Pero la niña aún no estaba segura, haciéndolos suspirar.

—Está bien. ¿Qué tal si nos sentamos aquí, hasta que te duermas? —T/n sugirió.

Sulley empujó algunos bloques de hormigón frente al armario, se sentó sobre ellos e hizo que T/n se sentara en su regazo. La niña se limitó a mirarlos.

—Me siento aquí hasta que te duermas. Adelante. A soñar. Mm-hmm. Ya. Ya es... —intentó Sulley y luego dijo con movimientos—. Hora, de... ir... los tres... a... dormir.

Imitó los ronquidos, haciendo que la niña y T/n se rieran hasta que la niña se durmió. Sulley suspiró aliviado mientras miraban a la niña dormir.

—Wow, Sulley. Eres muy bueno con los niños —comentó T/n.

—¿Yo? Diría lo contrario. Se te ocurrió la idea de hacer que el oso cantara para calmarla. ¿Cómo sabías que funcionaría? —preguntó Sulley.

—Cuando Mike y yo éramos pequeños, nuestra maestra hizo eso con nuestra clase cuando estaba  molestando. Nos calmaba y hacia reir—respondió.

—Esa fue una buena idea. Por cierto, lamento que no pudiéramos tener nuestra cita esta noche —se disculpó mientras tomaba sus manos suavemente.

—No te preocupes por eso. Esta noche fue una noche que nunca olvidaré. No importa lo que pase, sé que todo estará bien mientras esté contigo —explicó T/n.

Mientras se paraban y se dirigían a la puerta, T/n pensó en algo.

—Espera. Quiero probar algo —dijo T/n.

—¿Qué? —preguntó Sulley.

T/n miró a la niña y caminó hacia ella, queriendo tocar su cabeza.

—Espera. ¿Estás seguro? —le preguntó, deteniéndola por un minuto.

—Sí. No creo que sea peligrosa — respondió.

Dudó por un minuto, pero finalmente asintió. Extendió la mano y tocó su cabeza, frotándola ligeramente.
La niña se acurrucó en su toque y abrazó su mano como si fuera un oso de peluche.

—Supongo que dormiré aquí esta noche —T/n se rió entre dientes y luego ofreció—. Puedes dormir en mi habitación si quieres.

—Gracias. Buenas noches —le dijo Sulley mientras la arropaba—. Dulces sueños —susurró.

Se besaron, luego T/n se acostó y se durmió. Sulley se dirigió silenciosamente a la puerta y la cerró con una última mirada a las chicas que dormían en su cama. Se acercó a Mike con un nuevo pensamiento.

—Eh, Mike, puede sonar raro, pero esta niña no hace daño. T/n piensa lo mismo —señaló Sulley.

—¿Que dices? Ah, entonces, hay que conservarla. Quisiera una mascota, que ¡nos coma!—dijo Mike sarcásticamente al principio y luego gritó al final.

—Escucha, Hay que devolverla y ya —sugirió Sulley.

—¿Qué? —preguntó Mike.

—Mike, piénsalo. La regresamos y aquí nada paso. Volveremos a la normalidad —dijo Sulley.

—¿Es un chiste? Dime que sí —preguntó Mike.

Sulley se encogió de hombros, dando a entender que no lo era.

—Sulley, entiendo que por las circunstancias, he mostrado muchísima apertura, ¡pero esa es una horrible idea! ¿Qué quieres hacer? ¿Pasear en público con esa cosa? Y luego nos escabullimos en la planta, ¿no? —Mike explicó.

Sulley no estaba prestando atención desde que una idea se formó en su cabeza mientras miraba el patrón del sofá de dos plazas.