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Minho estaba avergonzado e incómodo viendo sus manos echos puños sobre la mesa, no sabía qué hacer después de cerrar el trato.

Jung al ver que Minho no haría nada fue a traer una botella de soju y dos vasos de agua. Cargó la mitad de la botella en un vaso y lo que restaba en el otro pasandole a Minho quien dudoso lo cogió. Jung bebió todo el contenido de unos cuantos tragos rápidamente y Minho lo hizo un poco más lento.

- Bien- dijo Jung dejando su vaso en la mesa para levantarse cogiendo la mano de Minho para hacer que se levante-. Vamos a mi habitación.

Minho no respondió pero sus pies siguieron a Jung, se debatía mentalmente sobre lo que haría, ahora tendría respuestas pero le daba miedo en caso de que no sirviera.

Escuchar como la puerta era azotada lo devolvió de su trance mientras jung se quitaba la remera y los pantalones cortos. Aquello lo sorprendió, ella era tan fácil de tratar que lo asustaba.

- Hagamoslo rápido, no me gusta perder mi tiempo- dijo Jung indiferente.

Minho solo la miraba sin reaccionar, esto era demasiado para él. Él nunca fue un santo pero esto lo superaba.

- Jung, ¿puedes tranquilizarte y tomártelo con calma?- habló Minho cerrando los ojos para tranquilizarse.

Jung entendió que Minho estaba nervioso al ver como él levantaba la cabeza para despejarse.

- Quiero que esto termine rápido y no ayudas- Jung se acercó a Minho besándolo en los labios.

Aquello lo había sorprendido y en su intento de alejarla se perdió al tocar las caderas desnudas de Jung. Su piel era tan suave, su síntoma era delgada y encajaban perfectamente con sus manos.

Jung sintió las manos de Minho que estaban heladas haciendo que un leve gemido saliera de sus labiosy en ese instante Minho aprovechó para corresponder el beso de forma desesperada, apretandola contra su cuerpo y haciendo presencia de su lengua en la boca ajena.

Tenian algo claro en la cabeza de cada uno: ninguno tenia un solo sentimiento por el otro, solo emociones encontradas de pura excitasión.

Eran humanos y la estimulación causaba efectos en ambos.

Los dos eran solteros, no había nada que los atajara.

Sí, Minho estaba intentando ligar con la mejor amiga de Jung, pero esto era un simple favor y eso no importaba, o eso querían creer ambos.

Sin romper el beso, Jung guió a Minho hasta dejarlo sentado al borde de la cama, subiéndose ella sobre la entrepierna del castaño haciéndolo jadear al sentir la entrepierna de ambos rozar.

- ¿Trajiste condones?- preguntó Jung separando sus labios y Minho negó respirando pesadamente- ¿Eres imbecil o qué? Vienes aquí a tener sexo pero no traes protección- se bajo de la entrepierna de Minho para ir a buscar en sus cajones algún condón que guardaba para estas ocasiones.

- Sinceramente no creí que llegaras a aceptar- suspiró Minho viendo el trasero de Jung que aun era cubierto por una bragas normales que de igual modo la dejaban sexy.

Jung encontró tres condones, agarrando todos. Ella era de las que aguantaba todas las rondas que se le proponían. No sabia si Minho tenia aguante y aunque lo dudaba igual los llevó.

Jung le mostró el sobre plateado volviendo a la posición en la que habían estado hace unos segundos.

Jung besó con necesidad los labios de Minho y aunque estaba segura de no sentir nada por el chico, quería hacer bien su papel ya que no había sentimiento más horrendo que el no ser deseado en pleno acto sexual.

Escribiendo un homicidio (Lee Know/ Lee Minho) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora