98.- Pelea

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Me desperté con el sonido de la alarma, a la vez que sentía leves caricias en mi espalda.

- Mhm... - mascullé levemente.

- Buenos días, 'Yumi - susurró Izuku.

- Buenos días... - respondí, bostezando - ¿Ya estabas despierto...?

- Llevo un rato despierto, sí - comentó, sin dejar de acariciarme la espalda con las yemas de los dedos.

- ¿Pasa algo? - pregunté.

- Nada, solo que aún no me creo que te hicieras esta cicatriz - susurró - No la había visto hasta anoche, pero no me la esperaba así.

- Bueno, ni yo me creo aún que te hicieras todas esas cicatrices - rebatí con una ligera sonrisa.

- Touché - contestó, riendo en voz baja.

Me estiré un poco para besarle, y me correspondió con suavidad.

- Deberíamos levantarnos - suspiré - Tienes que ir a entrenar con All Might...

- Y tú con Kacchan - respondió - Pero... Ahora mismo no me quiero mover de aquí.

Se aferró más a mí, enterrando su rostro en mi cuello, y no pude evitar sonreír, enternecida.

- Te amo - susurró.

- Yo también te amo - respondí.

Nos besamos con suavidad durante unos minutos, hasta que ya supimos que debíamos prepararnos ya. Me levanté de la cama con algo de dificultad al principio, pero rápidamente me repuse.

- Ehm, Shayumi... - me llamó Izuku.

- ¿Pasa algo? - pregunté.

- T-tienes marcas en la cintura, y también en el cuello... - respondió, sonrojado.

- No me extrañaría, la verdad... - contesté.

Me dirigí al baño de su habitación y me miré al espejo, viendo en el reflejo las leves marcas rojizas de sus manos en mis caderas y los numerosos chupetones en mi cuello y hombros. Salí del baño y me acerqué a él.

- No pasa nada, hoy no tendremos que cambiarnos en los vestuarios, así que no las verá nadie - contesté, dándole un beso en la sien.

Busqué algo de ropa mía entre los cajones de Izuku, encontrando un chándal con el que podía ir a entrenar, e Izuku se levantó 

- ¿Sabes dónde está mi sujetador? - pregunté a Izuku.

- Eh, espera, creo que acabo de verlo - dijo mientras se vestía.

Se acercó a mí segundos después, con el sujetador roto entre las manos.

- Perdón... - dijo, nervioso.

- No pasa nada - contesté mientras lo tomaba y arreglaba con mi kosei - Tráeme tu corbata y la arreglaré también.

Una vez mi sujetador estuvo arreglado me lo puse y continué vistiéndome. Cuando ya ambos estuvimos listos, salimos de la habitación con cuidado de no hacer demasiado ruido. Una vez fuer del edificio de las residencias, me despedí de Izuku con un beso y cada uno nos fuimos por nuestro lado. 

- ¿Cómo te las apañas para llegar siempre tarde? - gruñó Bakugo al verme aparecer.

- Buenos días a ti también, Kacchan - respondí con sarcasmo - Hace una mañana maravillosa, aunque el clima sigue siendo algo frío.

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