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Al día siguiente me dieron el alta, abandoné el hospital y volvimos a casa. Nada más entrar, escuché unos maullidos y sentí algo peludo rozar mi pierna.

- ¡Lune! - exclamé, y me agaché a recoger al gato - ¿Me has echado de menos? Yo a ti sí... 

Me dirigí al salón, me senté en el sofá y le coloqué sobre mi regazo. Empecé a acariciarle, pero con los guantes no era lo mismo.

La doctora me había mandado utilizar todo el tiempo unos guantes especiales para evitar cualquier problema con las cicatrices.

- All Might y yo tenemos que visitar a tus compañeros para informar de los internados, y tu padre se va a ir a patrullar - avisó Shota - ¿Te puedes quedar sola?

- Preferiría que no... ¿Puedo ir con vosotros? Así podré ver a mis compañeros, y saber si están bien...

Le puse ojos de cordero degollado, y pese a que al principio se mostró algo escéptico, acabó cediendo.

- Está bien... Sube a tu habitación y arréglate, tenemos que ir formales.

- Ahora mismo voy.

Me quité al gato de encima y subí corriendo a mi habitación. Me duché rápidamente y me vestí con un vestido gris con finas rayas de manga larga blanca, y unos botines negros. Me volví a poner los guantes, me arreglé un poco el pelo y me maquillé lo bastante como para ocultar mi palidez y mis ojeras.

Una vez lista, bajé al salón. Shota ya estaba ahí, vestido con un traje y parte del pelo recogido en un pequeño moño.

- ¿Ya estás? All Might nos está esperando en la UA.

- Sí, vamos - asentí.

Salimos en coche hacia la academia. Frente a esta, pudimos divisar al ya ex-héroe #1 frente a la puerta. Shota paró delante de él, y All Might se metió en el coche, en el asiento del copiloto.

- Gracias por llevarme, Aizawa - dijo.

- De todas formas, no puedes conducir con el brazo roto - contestó mi padre.

- All Might, lamento lo de tu retiro... - comenté desde el asiento trasero - Siento haber sido una carga.

- Lo importante es que tú y el joven Bakugo estéis bien - contestó con una sonrisa - Ya me acostumbraré a no ejercer de héroe con el tiempo. Además, era inevitable que esto pasase tarde o temprano.

Empezamos a movernos de una casa a otra, hablando con los padres de todos sobre el internado. Algunos de mis compañeros se alegraron de verme, otros se lanzaron a abrazarme, así como Uraraka, Kaminari o Ashido.

Llegamos a casa de Jiro, y sus padres nos abrieron la puerta.

- Buenas tardes - saludamos.

- Pasen, por favor - se apartaron un poco dejándonos espacio - Kyoka, ¿puedes traer té para los invitados?

- ¿Los invitados? - la chica se asomó desde el pasillo - Ah, Aizawa-sensei y All Might.

- ¡Te olvidas de mí! - dije con un tono fingido de queja.

- Vaya, hola Aizawa, no te había visto - contestó con una sonrisa - ¿Vienes conmigo a la cocina? Así podemos hablar sin molestar.

- Sí, claro.

Mientras los adultos se quedaban en el salón, Jiro y yo nos dirigimos a la cocina.

- ¿Cómo has estado? - pregunté - Me contaron que el gas venenoso del bosque te dejó inconsciente.

Black AlchemistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora