Capítulo 51 (parte 2)

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—Estoy esperando su respuesta suegros.

Chris me miró, sabía que tenía un plan.

—Todos al suelo, cubranse con algo.

Después de esas palabras Chris tomó una de las granadas que tenían los rebeldes, se acercó y abrió una pequeña parte de la puerta.

—¡Veo que actúan con sabiduría! ¿Van a aceptar mi trato?

—¡Vete al carajo Peters!

En ese instante Chris lanzó la granada hacia Peters y su equipo, nuevamente cerró la puerta. La granada explotó debajo de la camioneta de los rebeldes.

—¡Ah! ¡Disparen!

El grupo de rebeldes (al menos los seis que quedaban) comenzaron a disparar todas sus balas en dirección a la casa.
Adentro todos estaban resguardados, los rebeldes dejaron de disparar y todo quedó en una completa calma y silencio. Los vecinos veían atemorizados desde sus ventanas aquel acto.
Sebastian y Ernest salieron de su escondite, Chris me a levantarme, Amanda aún seguía debajo de la mesa.

—Mamá, ya puedes salir— dije recibiendo como respuesta un quejido— ¿Mamá?

Saqué a Amanda, ella estaba herida. Al parecer una bala le había llegado al brazo izquierdo.

—¡Linda!

—Mamá

Chris, Sebastian y yo nos arrodillamos para socorrerla. Me quité la sudadera y rompí una de sus mangas, Chris le amarró la tela presionando la herida y evitando que se desangrara.

—Hija

—Dime, mamá

—¿De dónde sacaste esa ropa?

—La sudadera estaba en mi closet.

—Me refiero a lo que tienes puesto ahora

—Hermana debemos hacer algo, ella morirá si no salimos de aquí pronto.

Chris tenía razón, me llegó una descabellada idea que quizás no les gustaría tanto, pero era la única salida.

—Chris, tú conoces más que nadie el camino a casa de Max ¿No?

—Si, pero eso no sirve de nada mientras los rebeldes estén afuera.

—Bien, entonces crearé una distracción.

—No, no— Sebastian de levantó— ellos van a matarte.

—Él me quiere a mi, Peters no me hará daño. ¿Podrías confiar en mí?

—Yo confío en ti hija

Mencionó Ernest, seguido de Amanda quien solo asintió con la cabeza.

—Bien, entonces cuando les dé la señal ustedes escapan.

—Entendido.

Me levanté del suelo, encendí las muñequeras y saqué el sable del cinturón para después expandirlo.
Le di una última mirada a mi familia y caminé hacia la puerta.

«Afuera»

—Eso fue magnífico— dijo Peters al levantarse del suelo— solo espero que esos idiotas hayan mantenido a salvo a April.

Thomas Peters se dió cuenta que los vecinos miraban por sus ventanas, sonrió con tanta maldad y tomó lo que quedaba del megafono.

—¡Esto es solo una prueba de lo que podemos hacer! ¿Entendieron? ¡Piensen dos veces antes de traicionar a la legión de los rebeldes!

Retorno: Legión Zombie 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora