Capítulo 1.

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Año 2021. Nueva York, Estados Unidos.

Alessandro comenzó a abrocharse la camisa con una mano mientras que con la otra bebía de una de las botellas de agua que tenía en el estudio.

En el espejo en el que reflejaba la luz para poder pintar con maestría, observó su figura musculosa y delgada.

Ya no era el crío de aquel entonces, ese que salió huyendo a los diecisiete años por ver a su querido hermano follándose a una perra barata como Carlo Montesino.

Ahora había madurado, y aunque no había logrado dejar atrás sus sentimientos por Giovanni, había conseguido establecerse de manera segura tras seis años de ardua persecución.

Inconscientemente se tocó el torso pasando la mano por la delgada cicatriz que había allí.

Ese era el único recuerdo que le quedaba del amor que sentía por su hermano, la única bala que recibió en su vida y fue para poder evitar que Giovanni resultara herido en un enfrentamiento contra otra de las mafias italianas.

Cuando era joven, se sentía muy orgulloso de ella, pues por primera vez había podido proteger a la persona más preciada para él, esa que siempre lo cuidaba y que, por su culpa, tenía varias cicatrices.

"Hermano", esa dolorosa palabra que lo hacía llenar su corazón de culpabilidad noche tras noche mientras se masturbaba a solas.

No, ya no era un niño, pero en algunas ocasiones deseaba volver a serlo para poder sentir de nuevo los cálidos abrazos de Giovanni, su suave respiración mientras dormía junto a él, la sonrisa que le daba cada mañana al despertarse...

Miró a su alrededor de nuevo y alejando todo tipo de pensamientos relacionados con el pasado, sintió que en realidad su vida no estaba mal del todo.

Era aceptable, por fin había logrado borrar todo rastro de su identidad forjando una nueva en aquella hermosa ciudad.

Ahora, se dedicaba al arte, expresando con sus obras lo que no se atrevía a decir con palabras, vendiendo sus pinturas de manera anónima bajo un seudónimo a un bajo precio en las subastas y haciéndose un pequeño nombre entre aquellos coleccionistas artísticos de poca monta.

También, puesto que había comprado una pequeña vivienda de dos plantas, en el primer piso abrió una floristería para poder llegar a fin de mes con la miseria de ambos sueldos.

Además, se había inscrito en una universidad de clase baja, donde podría cursar directamente el último año de artes gráficas.

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Alessandro, no había vuelto a saber nada de los Salvatore y ni siquiera quería hacerlo.

Tras la huida, en el camino se había topado con muchos obstáculos, entre los que estaba la obligación de sacar de los tremendos embrollos a las cuadrillas bajo el mando de su hermano con las que siempre se cruzaba de casualidad en un comienzo, o eso creía hasta que se dio cuenta de que su hermano lo estaba cazando.

Giovanni sabía que Alessandro ayudaría a cualquiera de su gente por la lealtad que le debía si se los encontraba, y al principio, había recurrido a esa estrategia para poder rastrearlo y llevarlo de vuelta a su lado.

Había sido capaz de mandar a un puñado de niñatos e inexpertos a morir a muchas partes del mundo, solamente para conseguir sus objetivos.

Sí, aquello era retorcido y seguramente, tendría algún motivo o razón para hacerlo, quizá eran criminales, violadores o asesinos sin escrúpulos que estaban orgullosos de su pertenencia al "Imperio Negro" de la que no dejaban de presumir con superioridad.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora