Capítulo 21.

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Año 2021. La Toscana, Italia.

Giovanni Salvatore caminaba con desesperación mientras esperaba por la respuesta de aquellos ineptos cuyas titulaciones indicaban que eran doctores cualificados.

Todas las veces que perdió la calma en su vida, siempre había sido por culpa de Alessandro quien, por desgracia, no dejaba de hacer cosas que lo ponían de los nervios.

Y por eso, no había podido evitar el ataque de ansiedad que atacó su mente cuando vio el abundante reguero escarlata que su hermano había dejado en su puerta antes de desmayarse.

Giovanni logró sacar adelante sus estudios de medicina y no le tenía pavor a la sangre, pero en aquel momento en el que sintió que su peor temor estaba a punto de hacerse realidad, fue incapaz de reaccionar.

Y se quedó ahí parado, sin hacer nada, como la última vez que lo hirió en la espalda.

Solo pudo maldecir la estúpida terquedad de su hermano por haber acudido a aquella misión sin estar totalmente recuperado de esos feos golpes de los que él mismo había sido el causante.

Alessandro era un imbécil.

Y él era un idiota que solo logró volver a la realidad cuando escuchó la sirena de la ambulancia alejándose en medio de la oscura noche que cubría la mansión Salvatore.

- ¡Quiero a Carlo Montesino ante mí en menos de dos horas! -

Gritó con rabia mientras apretaba los puños con furia.

Giovanni había dejado que Carlo se quedara a su lado desde el momento en el que lo conoció.

Además, apoyó a su familia a petición de su difunto padre quien mantenía una profunda amistad con Francesco Montesino, e incluso, había consentido demasiado a ese inepto al que convirtió en su amante.

Recordó que solamente le había puesto una única limitación, solo había una persona que Carlo nunca podría atreverse a tocar en ninguna circunstancia y estaba seguro de había ignorado totalmente su advertencia sobrepasando los límites.

Él jamás le contó a Alessandro sobre los problemas del Clan Montesino y por algún casual, este se enteró y corrió estando herido para recuperar unos documentos que ni siquiera le afectaban.

Por mucho que lo pensara, nada de esto tenía sentido.

Giovanni iba a enviar a un grupo de hombres para solucionar el robo y aún no había elegido el escuadrón que lo haría.

Pero jamás se le pasó por la cabeza mandar a su hermano a la peligrosa misión y mucho menos solo.

Ni siquiera estaba dispuesto a dejarlo ir a algún lado tras haberlo tenido lejos durante tanto tiempo.

Solamente quería que volviesen a estar juntos, lo había echado de menos.

Él no era el jefe de los Salvatore por nada.

Había acumulado logros y éxito que lo hicieron merecer esa posición por lo cual no entendía si Carlo lo había tomado por un tonto o por un ciego, pero no tenía pensado dejarlo salir impune.

¡A la mierda con los Montesinos!

¡Al carajo con su amante!

¡Al diablo con esa amistad tan bonita que construyeron sus padres!

Ellos habían tocado lo único que Giovanni amaba.

Y ahora debía hacer que pagasen, pues se jugaba una mano a que Carlo Montesino había tenido algo que ver en aquel asunto.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora