Capítulo 6.

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Año 2021. Nueva York, Estados Unidos.

Cuando John se despertó, desnudo, Alessandro ya no estaba a su lado.

Algo muy curioso, era, que las veces que se habían acostado juntos, nunca había logrado observar con claridad su cuerpo, pues a Alessandro le gustaba la oscuridad, y él, no tenía más remedio que respetarlo y explorarlo a tientas.

La habitación que ayer Alessandro había puesto patas arriba con tanto ahínco ahora estaba perfectamente ordenada, con todo en su lugar.

La ropa, la maleta y los sobres y billetes que ayer estaban esparcidos por el suelo, habían sido limpiados sin dejar rastro, como si todo hubiese sido una ilusión de su borrachera.

John miró a su alrededor mientras se frotaba los ojos intentando encontrar algún error que delatara la escena que había vivido la noche anterior, pero todo estaba como Alessandro lo solía tener.

Cuidadosamente, rebuscó en los cajones, esperando encontrar las identificaciones falsas o el monto de los billetes, pero no logró dar con absolutamente nada, ni siquiera fue capaz de notar el doble fondo existente en estos.

Finalmente, dándose por vencido, y decidiendo que lo mejor sería preguntarle directamente a él, se levantó, cubriéndose con una sábana como si fuese una jovencita muy tímida y buscó su ropa, tirada encima de la alfombra mullida.

Su estómago gruñó, y es que eran al menos las doce de la mañana, por lo que miró la mesa de la pequeña cocina que Alessandro casi no utilizaba y vio un sándwich y una jarra de zumo natural sobre la mesa junto con algún tipo de medicación para la resaca.

Alessandro realmente se preocupaba por él y eso lo hizo suspirar aliviado.

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Alessandro se encontraba envolviendo un ramo de flores, unas hermosas rosas rojas que, en su envoltorio, mal hecho, parecían muy tristes y el señor que las estaba comprando lo notó mientras comentaba amablemente el poco talento que tenía el chico para ese oficio.

Cuando Alessandro recibió la crítica, con su rostro inexpresivo despidió al tipo mientras se daba la vuelta para encontrarse con John ya vestido y aseado.

Este, parado junto a las escaleras, caminó lentamente hasta ponerse enfrente del mostrador, en el lugar en el que antes se encontraba el cliente insatisfecho.

- ¿Y bien...? -

John lo recordaba todo, algo borroso, pero las imágenes seguían en su mente, y de todas aquellas preguntas que se acumularon fervientemente, solo esa fue capaz de salir, con la intención de englobar todas las otras.

Alessandro no tenía ninguna intención de ocultar nada.

Ahora que el pastel había sido descubierto solamente tenía dos opciones:

Quedarse, o huir.

Si se quedaba allí, era muy seguro el que Giovanni lo encontrara con facilidad, y volviese a esos días del pasado, en su jaula llena de espinas y dolor placentero por la única razón de estar a su lado, que era suficiente para él.

Si huía de nuevo, estaría a salvo, pero ese gran anhelo que sentía por dentro, esas ganas de volver a verle, esa esperanza que aún albergaba su corazón, se esfumarían de nuevo, y esta vez, probablemente para siempre.

Acostumbrado como estaba, no era nada nuevo eso de esconder sus sentimientos en lo más profundo de su corazón, pero tras pensarlo durante toda esa noche después de tener sexo casual con su único amigo, se dio cuenta de que no quería seguir corriendo sin rumbo.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora