Capítulo 29.

4.3K 399 54
                                    

Año 2021. La Toscana, Italia.

La botella de absenta rodaba por el suelo de la desordenada habitación.

Giovanni Salvatore se había refugiado en un hotel barato tras ser consciente, de que no tenía el orgullo suficiente para enfrentar a su hermano cara a cara.

Desde el día del tiroteo en el que Sebastián había tratado de capturar al espía ruso mientras la anciana revelaba el secreto de la Casa Alexandrovich, la relación entre ambos se había vuelto tersa.

Quizá fue por el ruidoso circo que se montó en aquel cuarto de hospital tras el esparcimiento de la noticia del supuesto ataque terrorista, o tal vez fue por la terrible aura oscura que emanaba de Alessandro tras quedar de frente con aquellos desconocidos que decían pertenecer a su familia.

Pero Giovanni, no fue capaz de quedarse a su lado y reclamar que él pertenecía al clan Salvatore porque era su hermano.

Al menos no, después de morir de celos cuando John hizo lo que él debía haber hecho mucho tiempo atrás:

"Pararse frente al frágil chico, tomarle de la mano con suavidad y echar agresivamente a todos de la habitación tras haber captado la huella de la incomodidad reflejada en su rostro."

John había hecho lo correcto porque Alessandro, no quería oír hablar de ninguno de ellos, pues, Montesino, Bellucci o Alexandrovich, para él, solo eran tres cobardes que nunca se habían atrevido a involucrarse en su niñez, en su educación o en su vida y que, hasta el momento oportuno, no habían dejado salir a la luz la buena nueva de su sangre compartida.

Y aunque Giovanni también conocía los pensamientos de este, no pudo evitar sumarse al grupo de gallinas al darse cuenta de que también se había dado la vuelta en el momento más vulnerable del que, ahora ya no consideraba su hermano.

Sí, ese fue el detonante de su paciencia.

O a lo mejor, lo fue el momento en el que comprendió que debía haberles hecho frente a sus sentimientos por él en vez de mentirse tan burdamente para estar con miles de hombres y mujeres que ni siquiera le hacían sentir un grano de la felicidad que le brindaba Alessandro.

Quizá si lo hubiera hecho, Carlo nunca se hubiese planteado dañarlo de tal manera y este no hubiese huido avergonzado de sus sentimientos.

Quizá, habría tenido tiempo para alejar a su amante bribón y dejar las cosas claras con aquel al que, tras comprender que no iba a quedarse a su lado otra siempre, consideraba su otra mitad.

Quizá, Alessandro hubiese seguido a su lado, haciendo arte únicamente para él mientras ambos vivían en la ignorancia del horroroso pasado tanto de sus padres, como de sus familiares.

Quizá, no habrían tenido que verse involucrados en directamente el asunto, actuando en su lugar como simples intermediarios entre las distintas disputas que tarde o temprano estaba claro que se formarían entre sus propias familias.

¿Y qué si Rusia había tenido una crisis?

¿Y qué si el comercio italiano se desmoronaba a pedazos?

Eso no era algo preocupante para la Mafia Salvatore quiénes siempre podían hacer negocios en otros países distintos.

Pero no, Giovanni era imbécil.

Si tan solo se hubiese dado cuenta en su momento de lo que realmente quería su corazón...

Si tan solo no hubiese necesitado que John se lo llevase para entender que lo amaba...

Ahora había arruinado la vida de su hermano, tanto a su lado en Italia, como sin él en Nueva York.

Y se sentía terriblemente mal sabiendo que este jamás lo culparía.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora